Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

RELACIONES CHILE-BRASIL EN LA DECADA DE LOS NOVENTA La creciente integración a los mercados mundiales implica un desafío de competitividad para nuestra economía, supone afianzar nuestra presencia y llegar a nuevos mercados con productos compe– titivos en precio y calidad, en forma oportuna y con un impecable grado de cumplimiento. La globalización conlleva exigencias de estandarización, de lograr economías de escala yde introducir innovaciones para mejorar la calidad. Estas realidades conforman desafíos que atraviesan toda nuestra economía y exigen la mayor coordinación y apoyo entre el sector privado y p'úblico para evitar perder la ventaja relativa que nuestro país alcanzó. Por eso los empresarios privados han planteado una distinción entre las medidas destinadas a favorecer el libre comercio, orientado por las ventajas competitivas de que goza cada país, con aquéllas que pretendiendo alcanzar el mismo objetivo resignan esas ventajas con efectos inciertos sobre la economía nacional. Chile debe seguir profundizando su apertura internaéional, ya que los resultados obtenidos señalan claramente este objetivo como prioritario. Para ello debe utilizar las herramientas que han probado su eficacia, como la apertura unilateral y aquellos nuevos instrumen– tos, como los acuerdos bilaterales que diseñados en forma correcta sean un verdadero aporte a la ampliación de nuestros mercados y el crecimiento económico. No siempre la efectiva economía es compa– tible con la integración regionaL Para la exitosa concreción de las diversas medidas de integra– ción, sean bilateral o multilateral, es imprescindible que ellas obedez– can a políticas de Estado y no de un gobierno, los cuales muchas veces presionados por resultados políticos, acuerdan acciones que poste– riormente se diluyen por carecer de la necesaria confianza de los agentes económicos, de la requerida estabilidad para diseñar proyec– tos de largo plazo yen algunos casos de la claridad de beneficios que obtienen las diversas partes. La experiencia parece indicar que existen múltiples caminos para obtener la ampliación de los mercados nacionales de ambos países con progresos graduales que constituyan avances claros. La modalidad definitiva estará determinada fundamentalmente por la maduración de los procesos político-económicos de cada país. Es dentro de este contexto que debemos analizar la realidad y las perspectivas de las relaciones económicas entre Chile y Brasil. /292/

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