Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa
CARLOS PORTALES CIFUENTES mente a las iniciativas para la reforma del sistema de las Naciones Unidas, materia en que la consulta política entre los dos países debe tener una máxima prioridad. Relacionado con la protección del medio ambiente está indu– dablemente el tema antártico. La cooperación entre Chile y Brasil en el marco del sistema del Tratado Antártico ha sido excelente, pero aún puede optimizarse. Chile cooperó con Brasil en los inicios de la presencia brasileña y la ventaja geográfica comparativa de nuestro país hizo que el Presidente Collar viajase a través de nuestro territo– rio a la Base Comandante Ferraz. En el tratamiento político de los temas de las reuniones consultivas antárticas ha existido una perfecta coincidencia en las posiciones de las respectivas delegaciones, no siendo obstáculo para esa concordancia la diferente posición jurídica en materia de reclamaciones territoriales. Chile y Brasil hicieron una contribución importante y armónica a la fórmula de la prohibición de las actividades mineras en la Antár– tida que resolvió un pleito del sistema y posibilitó la concertación del Protocolo del Tratado Antártico, que fue suscrito por las partes del Tratado de Washington en Madrid en octubre de 1991. Para Brasilia firma de dicho acuerdo que designa a la Antártida como reserva natural dedicada a la paz y a la ciencia es un avance sustancial en la posición de los paises miembros del Sistema Antárti– co. Chile concuerda con esa apreciación y considera también que el término de la discusión sobre posibles actividades económicas y su regulación sustituido por una decidida concentración de prioridades en el quehacer científico y en la protección ambiental, fortalecen la posición internacional del Tratado Antártico como régimen objetivo apropiado para salvaguardar la Antártida para las futuras generacio- nes. El Protocolo de Madrid plantea nuevas exigencias, costos adi– cionales y desafíos a todos los países activos en la Antártida. Dentro de ese contexto los programas científicos, la utilización de las infraes– tructuras, el intercambio de datos y todos los campos de la coopera– ción deberán entrar a una nueva fase que el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile en un discurso sobre los treinta años de vigencia del Tratado Antártico bautizó como "la década de la cooperación antártica". Respondiendo a ese espíritu los Presidentes de Chile y Argen– tina suscribieron un Protocolo Adicional al Tratado sobre el Medio /285/
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