Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

RELACIONES CHILE-BRASIL EN LA DECADA DE LOS NOVENTA la idea de que allí esté en formación una alianza comercial discrimi– natoria de terceros. Una de las premisas de mi trabajo es la no aceptación de la inevitabilidad de los megabloques comerciales. Es cierto que los mecanismos multilaterales y no discriminatorios proporcionados por Estados Unidos victorioso en el período post Segunda Guerra Mun– dial, para la inserción de emergentes industrializaciones o rein– dustrializaciones en el mercado mundial, están amenazados de des– moronarse. En buena parte como consecuencia de las dificultades que, cincuenta años más tarde, enfrenta Estados Unidos tratando de impedir su relativa pérdida de competitividad internacional. Pero no hay que cruzarse de brazos y esperar que se concretice la amenaza de los megabloques. Ellos serán desarrollos funestos para países como Chile y Brasil, que se enfrentarán en los años noventa con el desafío de insertarse positivamente en el siglo XXI. Esto no se conse– guirá solamente con la apertura de las economÍas,chilena y brasilera al exterior. Es indispensable que no nos encontremos con un ambien– te externo no cooperativo. Ensayaré, entonces, otra forma de abordar los problemas con que nos estamos confrontando en los inicios de los años noventa. Recurriré a la teoría de los ciclos largos del desarrollo de las econo– mías industrializadas, teoría que muestra esas economías entrela– zadas, desde los. años setenta, en el fondo de la llamada cuarta onda-largade Kondratiev. No es mi intención hacer aquí la defensa de la teoría de los ciclos largos. Yo la tomo como hipótesis de trabajo, que ayuda a organizar de forma convincente los hechos que se observan. Examinada por el prisma de:~sateoría, la edad industrial se desdobla desde el final del siglo XVIII en cuatro ciclos largos; los dos primeros correspondiendo a la Primera Revolución Industrial, modelada y dominada por Ingla– terra, y los dos últimos cubriendo la Segunda Revolución Industrial, modelada y dominada por Estados Unidos. Cada ciclo largo com– prende un medio ciclo de expansión económica seguido de otro medio ciclo de decadencia. Es notable verificar cómo los medio ciclos se han sucedido a lo largo de los doscientos años de la edad industrial, a intervalos que oscilan entre veinticinto y treinta años. En los comienws de los años setenta, por ejemplo, llegó abrup– tamente a fin la fase de excepcional expansión de las economías industrializadas iniciada treinta años antes bajo la hegemonía de /252/

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