Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

JAVIER ILLANES FERNANDEZ El recorrido de este ferrocarril se acortaría considerablemente si no faltara la unión, en territorio de Bolivia, de las dos redes de ese país, las que sólo vienen a conectarse en Argentina. Claro que de ser así, el extremo occidental más natural de la línea no sería Antofagasta sino Arica. Es bajo esta hipótesis que se habla del Ferrocarril Trans– continental Arica-Santos, cómo una obra hoy inconclusa. Para resolver la falta de unión de las dos redes ferroviarias bolivianas se han barajado dos soluciones: una primera entre Aiquile y Santa Cruz de la Sierra y una segunda entre Boyuibe y Sucre, más al Sur. Ambos son proyectos de gran envergadura yde altísimo costo. Se han cifrado montos cercanos a los mil millones de dólares, lo que hace impracticable su ejecución, incluso en el largo plazo. Una manera de darle vida al Ferrocarril Transcontinental Ari– ca-Santos puede ser recurrir al camión para salvar el tranio Santa Cruz de la Sierra-Cochabamba, de 500 kilómetros, conformando así un sistema mixto de transporte tren-camión-tren. En lo inmediato, existiría una posibilidad de activar una parte del sistema, si los productores agropecuarios de la zona de Santa Cruz de la Sierra decidieran consolidar su intención de'trasladar granos en camión desde las áreas productoras hasta Cochabamba paraembar– carlos allí en el ferrocarrH con destino al puerto de Arica. A este respecto, las perspectivas parecen promisorias. II FERROCARRIL ANTOFAGASTA. PORTO ALEGRE (RIo GRANDE) La identificación de este ferrocarril tiene como origen un releva– miento de la infraestructura existente en el área, efectuado a partir del interés de los Estados del Sur de Brasil, en particular de Río Grande do Sul, por salir al Océano Pacífico principalmente a través de Antofagasta. La traza así individualizada pasa por Sf!.Íta, Resistencia, Co– rrientes, Paso de Los Libres, Uruguaiana y Porto Alegre o Río Grande dependiendo del terminal Atlántico que quiera dársele. En este caso se cruza sólo en tránsito por territorio argentino y tiene una extensión que varía entre los 2.700 a los 3.000 kilómetros, según se considere a Río Grande o a Porto Alegre como extremo y si se toma en cuenta o no la disminución de recorrido, que generaría el proyectado puente rodo-ferroviario entre Santo Tomé (Argenti– na) y Sao Borja (Brasil), sobre el Río Uruguay. La idea de considerarlo como ferrocarril internacional ha ido: tomando cuerpo y una primera acción en tal sentido fue incluirlo en /209/

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