Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

RELACIONES CHILE-BRASIL EN LA DECADA DE LOS NOVENTA hombres de ciencia no tenían acceso a publicaciones especializadas del mundo occidental ni menos a las redes computacionales que permitían Hegar a los bancos de datos. Cuestiones ya investigadas, éxitos y fracasos, <los científicos soviéticos debían repetirlos, al no disponer de los conocimientos y avances que sus pares occidentales habían obtenido. Esto los obligaba a aventurarse en caminos ya recorridos y abandonados, con una pérdida preciosa de tiempo que afectaba la celeridad en el progreso de su nación. Cuando asesinaron < a Abraham Lincoln en 1865, la noticia demoró doce días en cruzar el Atlántico. Hoy eso<es inconcebible, los satélites son el medio que garantizan la instantaneidad del conoci– miento de la noticia respecto del momento en que ésta se produce. Estamos en la era de <la comunicación instantánea. Las imáge– nes, gracias a la televisión y el satélite la están viendo millones de personas en el momento de los hechos. Y esto tiene efectos inmedia– tos en I()s precios de las acciones, del oro, del petról"eo y de las monedas duras. Los momentos que vive en estas horas Gorbachov -asícomo los hechos de la plaza de Tienanmen en 1989- son una señal para los partidarios de la iniciativa privada, del libre comercio, de la apertura de las fronteras y de la libre competencia, en el sentido que deben estar vigilantes en la defensa y protección de esos principios yen ello, tanto los empresarios como los medios de comunicación partidarios de la libertad, tienen un papel importante que desempeñar. < El establecimiento de la economía libre en Chile bajo el régi– men militar no fue fácil. Al margen de las dificultades propias que tenía el salir de una mentalidad y de un sistema estatista, de romper con los principios que predominaban. en el mundo en desarrollo -muchos de ellos provenientes e impulsados por organismos interna– cionales-, quienes luchaban por el nuevo modelo debieron combatir contra los empresarios tradicionales, enemigos de un sistema que los obligaba a competir y de sectores dentro del propio gobierno castren– se y de grupos adictos a él, que por el peso de lo tradicional, se inclinaban por una economía con amplia participación del Estado. Mientras, se escuchaban las críticas de la Iglesia Católica que conde– naba el costo social que significa cambiar esquemas. En esa lucha, un factor importante para los cambios fue el debate a través de los medios de comunicación. La ausencia de la discusión política indujo a los periodistas y a la opinión pública a 11921

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