Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa
MIGUEL CANALA-ECHEVERRIA VERGARA En este sentido, entregaremos a continuación un ejemplo que muestra claramente las distorsiones que produce este tipo de inter– venciones al comercio exterior. En manzanas existe actualmente un cupo de 2.400 toneladas (120.000 cajas) hasta el31 de agosto de 1991, no existiendo para embarques posteriores a esa fecha restricciones de volumen. Sin embargo, si un importador desea ingresarmanzanas chilenas fuera del cupo y plazo establecido, deberá obtener la licencia de importación respectiva, cancelando una sobre tasa arancelaria de un 35% sobre el valor del costo y flete, con lo cual si una caja de manzanas tiene un valor de US$16,5 (C + t), ingresará con un valor base de 22,27 dólares. Por otra parte, la entrega y control de estas licencias por parte de DECEX a los diferentes importadores brasileños. se transforma en un importante elemento de negociación hacia exportadores chilenos al tener controlado el importador el ingreso, prodw;iendo distorsio– nes adicionales en el mercado. Adicionalmente, podemos señalar la ocurrencia de inconve– nientes operacionales que se han producido en temporadas pasadas al existir demora en la entrega de las licencias respectivas al impor– tador, situación que en algunas oportunidades se ha traducido en la pérdida de negocios determinados, al perderse el momento óptimo del embarque de una determinada partida de fruta. En este sentido, no podemos dejar de señalar que estas trabas están afectando principalmente a nuestros productores y exportado·· res hortofrutícolas, debido a que en el mercado brasileño nuestro principal competidor es la fruta proveniente de Argentina. país que puede exportar sus productos libremente y por ende vender con menores costos. Por lo anteriormente expuesto, creemos que durante las nego– ciaciones bilaterales del Acuerdo Parcial N°3 entre Brasil y Chile programadas para octubre de 1991, se debieran eliminar estas trabas, equiparando el trato comercial y arancelario al aplicado a otros países latinoamericanos, debido a que situaciones de esta naturaleza están produciendo serias distorsiones comerciales al no poder competir nuestros productores y exportadores en igualdad de condiciones con fruta proveniente de otros países. El segundo inconveniente, tiene relación con el transporte terrestre entre Chile y Brasil, el cual representa aproximadamente el 98% de los envíos de productos hortofrutÍcolas chilenos a BrasiL /155/
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