Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

RELACIONES CHILE-BRASIL EN LA DECADA DE LOS NOVENTA evaluación artificiosa de su proyecto~ Estas son normas de equidad que no encontrarán en otros países anfitriones, incluyendo al propio Brasil. Hay que competir en eJ exterior no sóJo con los empresarios locales sino con los «otros" inversionistas foráneos. Cada vez existen menos restricciones para los montos a remesar como expresión de las ganacias de los inversionistas externos; menos limitaciones en relación con los sectores permitidos para la inversión; en la participación de la propiedad de los activos locales; la perma– nencia de las inversiones; el acceso al mercado de capital local; yotras condicionantes que eran válidas en un pasado no muy lejano en gran parte del mundo en desarroJ)o y, particularmente, en Brasil. Los incentivos son inútiles cuando el marco económico general no es equilibrado, transparente y equitativo en cada país, Jo que dificulta y compromete evaluar la real rentabiiidad de un proyecto. La dimensión de las empre~s: no es un obstáculo El tamaño promedio de las empresas ha tendido a disminuir. Las pequeñas empresas también pueden tener una "actitud global" -gra– cias a las mayores facilidades ya los menores costos de la información y la comunicación-, pese a no tener una presencia o escala global, ni una masa crítica ideal para operar en todo el orbe. Por lo tanto, cuando hablamos de una "empresa global", no necesariamente estamos aludiendo a un tamaño determinado. Muchos éxitos empresariales están iniciándose en un garage y no en la sala del "comité ejecutivo" del último piso de un conglome– rado; por ejemplo, el mundo del hardware y software computacional. Hemos vuelto a los tiempos de los David a costo de los Goliat. En todas partes las pequeñas firmas está prosperando a "sacrificio" de los grandes consorcios. Las grandes corporaciones atraen los titulares de prensa, pero es la nueva empresa individualizada e innovadora la que está asentando los cimientos del futuro. Abrir totalmente la cuenta de capitales dará la señal correcta para permitir un tipo de cambio real más alto, que deberá ser com– plementado con un auMento en la tasa de ahorro autónoma. Hoy la discusión se centra en la forma de aumentar la demanda por divisas, pues incentivar la disminución de la oferta de éstas es absurdo. Invertir en países subdesarrollados tiene manifiestas desven– tajas así como beneficios. Entre las desventajas están el permanente 11241

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