Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

RAFAEL ALDUNATE VALDES recíproca entre el país anfitrión (Chile) y el país inversionista (Brasil). Es, por lo tanto, una doble dirección. Brasil es el país de Latinoamérica con una mayor presencia en Chile en el ámbito de las inversiones, sumado a que es nuestro principal socio comercial y a su participación financiera (con banco en la plaza). En consecuencia, está presente en las tres vertientes que integran todo vínculo económico. Pero nuestra presencia en el mercado brasilero es limitada, esencialmente debido a su normativa legal más prohibitiva que per– misiva y no exactamente por la falta de competitividad de los produc– tos chilenos. Los aranceles son defintivamente altos; existen aún impuestos restrictivos y distorsionadores -tasa de importación de 1,8% y tasa adicional portuaria de 50%- y la política de preservar como "intocables" un listado importante de productos prohibidos de importar. En la última década 1981-1990 nuestro déficit comercial acumulado con Brasil se aproximó a los 1.000 millones de dólares, situación que hasta donde llega nuestro conocimiento, jamás se había generado en el intercambio comercial bilateral con ningún otro país con el cual mantenemos vínculos económicos. En el campo de'las inversiones extranjeras no ha prosperado mayormente la factibilidad de las empresas binacionales, a excepción de "insignes aislados proyectos" que han prosperado por la pujanza y tenacidad de determinados empresarios. Brasil, en el mundo de los hechos y situaciones reales, aún no está en sintonía efectiva con una actitud y una normativa efectivamente liberalizadora con respecto a la inversión foránea. No queremos despertar su inquietud ya que estamos plenamente concientes de las modificaciones que se están estudiando en el Parlamento, a iniciativa del Presidente Collar de Mello, para modificar la Constitución. . En una economía globalizante y caracterizada por la existencia de una vasta gama de mecanismos e instrumentos financieros -y con el formidable robustecimiento y desregulación del área de los servi– cios (bancos, seguros, comunicaciones, transporte, etc.)-las empre– sas están cada día más obligadas e incentivadas a diversificar sus riesgos y acrecentar sus rentabilidades. En Chile, el inversionista "negocia con el mercado" y no con el funcionario público de turno. Actúa, entonces, de acuerdo a sus reales posibilidades y evita cualquier discriminación o alguna /123/

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