Relaciones Chile-Brasil en la década de los noventa

RafaelAldunate Valdés La inversión extranjera es un fenómerno que se inserta dentro de la irrefrenable integración que está manifestándose a diario en un mundo donde no existen fronteras físicas, sino que solamente bar– reras tecnológicas de comunicación -teniendo presente que somos una de las escasas excepciones de no ser limítrofes con Brasil. El mundo se vislumbra más integrado y uniforme en sus necesidades y en sus hábitos de consumo. Sin la inversión extranjera no se puede hablar de interna– cionalización e integración, lo que convierte a los países en expor– tadores clásicos muy vulnerables. Las empresas tienen que salir del país, invertir afuera y ser parte de esos mercados. Tiene que haber un proceso sistemático de valor agregado, no estático, ya que la competencia es algo permanente. La apertura nos permite estar "en sintonía" con el mundo exterior y las inversiones son una vertiente adicional, complemen– taria y necesaria a ella. Con respecto a la apertura de mercados, la inversión extranjera tiene un "pasaporte" internacional; hace al mundo su mercado y los contactos e intereses comunes son su "tarjeta de presentación". Con eUa se nos facilita enormemente la penetración a nuevos mercados externos. Con sólo encender la televisión por cable y vía satélite, los clientes se familiarizan y motivan con productos que existen fuera de sus fronteras. En el mercado, el nacionalismo queda subordinado al pragamatismo y la optimización. La necesidad de llegar a los mercados externos adaptando nuestros productos a sus exigencias, llegando con ellos en el momen– to oportunoyhaciéndolo conel máximo de beneficios, está obligando a nuestras empresas a pensar de verdad en la posibilidad de "estar" afuera. Esto puede significar muchas veces no perder un negocio y permite mantener un flujo riquísimo de información ininterrumpida. Hace posible optimizar los retornos de divisas, porque hay más salida para los productos chilenos. Y la contraparte es Brasil. 1121 1