América Latina: ¿clase media de las naciones?
Así con esta perspectiva estructural se pueden examinar enormes diferencias, entre Asia y América-, extensos pr(l{:esos de cambios o transformaciones rápidas y observar, al mismo tiempo, la preservación de cierta identidad más 'o menos exclusiva. Existe en Japón y China cierta identidad por el lenguaje y la, ci. vilización desde hace siglos, pero ello no significaba la existencia de un nacionwlismo. De esta forma, la integración pO'lítio ocurre en secuencias diferentes en Asia y América latina. Es un proceso pare– cido ·a una linea de ensamblaje imperfecta donde a veces hay chasis pero na ruedas o primero están las ruedas sin existir chasis. Así el proceso de integración nacional es diacrónico, complejo y no pasa por una linea de ensamblaje perfecto. Por dIo, las naciones no son organismos y la integración nacional no es un proceso orgánico. Al respecto nadie puede· sostener una brusca occidentalización del Oriente a modo de un desarrollo unilineal. Al revés, una latinoamericanización del Asia o Estados Unidos es probable, pero esta tendencia 'no romperá la iden. tidad de sus estruduras políticas tan diferentes. En esta hipótesis .la integración naóonal se obtiene eV'entualmente cuando el país, el pueblo, las familias étnicas y el Estado han llegado a un a1to grado de desarrono. Cada una' de estas dim.ensiones es esen– cial para eI desarwllo de la integración nacional y el logro de un aspecto no significa el alcance de un desarrollo integrado. Por cierto la· tolerancia radal y la religiosa han sido un aporte de nuestro pro– ceso de identidad nacional y regional, pero nuestro reciente récord de participación socia1 es bajo, ello 'significa que se cuenta con ruedas pero sin motor para seguir el ejemplo anterior. China, India y Japón. Con esta visión veam'Os el caso chino, desde las dinastías Ch'in y Han (211 a. C.) existe una tendencia a fortale. cer el Estado y la sociedad, sin mayor noción ,de país. Su posición de imperio centra:l, sin ser colonizado completamente por potencia ex,. tranjera durante }a'rgos períod'Os, le permitía una vida política en la cual Estado y sociedad casi no se diferencian. El confudanismo pre– dic1tba la ,perfecta participadón, 'la necesidad de un gobierno educa– dor destinado a mostrar ideales al individuo y hacerlos cumplir. Con ~ta semilla el gobierno burocrático apaTece como el conciliador entre Estildo y pueblo. Ch'in Shih Huang-ti marcó la civilización china y ayudó a construir la muralla que ·aisló a China durante siglos. El Em. perador cumplía un mandato del cielo 'Con sentido autocrático pero con magnanimidad. Así se aseguraba el derecho a rebelión. 18 15 Thornton C. Richard, China: The struggle for power 1917·1972. Indiana Univ. Press, Bloomington and London, 1978. Ver cap. J, pp. 3· lOO,s9lfre origen y desarrollo del comunismo chino. Pye Luden, China: An In~roducti~n Litt~e, Bro:wn y Co. Boston, 1972, pp. 57-79. 96
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