América Latina: ¿clase media de las naciones?
corremos el riesgo de llegar a ser anticuados o de haber alcanzado una civilización desaparecida. ¿Es nuestro destino repeti'! el desarro. 110 de los Estados Unidos sin haber vivido el siglo XIX y el XX que ellos han vivido? ¿Significa ser más parecidos a Europa, sin el pasa. do de Europa? ¿Hasta qué punto es efectivo que América Latina está mucho mejor hoy po'rque tiene un producto igual al de la Comunidad Europea en los años 50, y que estaremos mejor porque en el año 90 ten. dremos un producto igual al de Europa en los años 70? ¿Hemos avan. zado realmente hacia algo nuevo, propio y distinto, o hemos progre– sado o algunos sectores han avanzado solamente en medidas cuantío tátivas, copiando mecánicamente lo que otros, en otras partes hicié. ron antes? El desarrollo, y por ello el camino hacia nuestro destino, respon. de a dos estímulos fundamentales: por una parte a la natural vocación biológica, intelectual y espiritual del ser humano de progresar, de pro– yectarse, de crecer, de conquistar, de conocer, de liberarse del temor, de la miseria, de contwlar la natwraleza para liberar sus calidades in. telectua1les; y por otra parte, a la acción e::."terna, a la intercomunica– ción creciente entre los pueblos, que transcurre a través del dinamis. mo en la creación tecnológica de los medios de comunicación y de otros factores externos. El dinamismo interno incorporado al fenóme. no del desarrollo es un elemento extremadamente difkil de medir, pero de una aceleración creciente. Es de allí de donde provienen los problemas, los conflictos, las graves tensiones que se advierten den. tro de las naciones y entre unas naciones y otras. El otro problema que se presenta en este movimiento es que en nuestros países, en aquellos que están buscando formas aceleradas de desarrollo, el motor del dinamismo se encuentra fuera de ellos mis– mos. El dínamo que genera el desarrollo está fuera de estos países, está en las corporaciones multinacionales o en los centros donde se toman las grandes decisiones y donde se concentran la ciencia, la tec· nología, los recursos financieros y su servidor que es el poder polí– tico y militar. Cada nación quiere "ser", necesita vivir de su imagen y tiene derecho a que esa imagen sea realida-d, sea conocida tal cual es por el mundo exterior. Pero existe un sistema de información des– tinado a servir intereses concretos que prescinde de esa realidad, la deforma cuando interesa y crea, a nivel mundial, un sistema de valo– res y de verda-des que contamina la conciencia universal en forma ago. biadoro. Sólo recién se inicia, entre nuestros pueblos, la información no man~pulada y se abre, con ella, el camino de la cooperación que en su dimensión sur-sur puede enriquecer substancialmente la autosu– fidenda en el desarrollo. Esta capacidad trasnacional del dinamismo del desarrollo crea tensiones extremadamente difíciles, que obligan a los gobernantes a una. permanente vigilia para mantener un mÍni– mo de autonomia en la toma de decisiones, en la obtend6n y asigna. 41
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