América Latina: ¿clase media de las naciones?

Duranl:e el largo período histórico que se extiende desde la formu– lación de la Doctr.ina Monroe hasta las postrimerías de .la Segunda Guerra Mundial, América Latina fue una región de condencia jnci~ piente o menor en lo que respecta: a sus derechos y aspil'aciones. El grado de conciencia fue cier,tamente en aumento progresivo dú'rante esl:e período, pero no llegó a la maduración necesaria como paNi in– ducir un cambio de actitud en la élite. Como consecuencia, durante esta etapa el sistema interamerkano sirvió de instrumento a 1>a élite par-a manipular a la región en función de los intereses políticos y económicos .de la primera. La Doctrina Monroe, la idea del hemisferio occidenrnJ., las primeras conferencias panamericanas, la política del "big stick" y otras muchas manifestaciones respondieron a esta idea: Sin embargo, desde los primaros momentos hubo iridicios de una conciencia ,latinoamericana que permitía perdhir los intereses de la región de una manera diferente. La fría o directamente adversa reac_ ción con que fue reóbida ]a Doctrina Monroe, la reticencia de Ar– gentina y ChHe ante las primera~ conferencias panamericanas, los iti: tentos deestaMecer sistemas de comercio preferendal entre las nacio– nes latinoamericanas y la protesta creciente en contra .de la política intervencionista son algunos ejemplos de ello. Cuando esta conCiencia comenzó a generalizarse, aun en su período de indpiencia, se produjo el primer cambio significativo en la actitud de la élite, dand'o paso a la palitica del Buen Vecino. . La política del Buen Vecino fue un primer intento de acomodo de las aspiraciones poHticas de la región, que después de su correspon~ diente evoluci6n y luego de agregársele todo el esquema de se– guridad colectiva, en el cual la élite tenía. un especial interés', llegó a .plasmarse en ·la Carta de Bogotá de 1948 y en el' Tratado lriter<ame. ricano de Asistencia Reciproca de' 1947. Sin embargo; el, equilibrio que estos instrumentos reflejaban en el plano político era sólo apa';' rente. Desde la .dé0adit de 1930 la conciencia latinoamericana había comenzado a preocuparse de los intereses económicos de la región; aspecto que la Carta de la OEA 'recogi6 sólo de manera subsidiaria;' De esta forma una parte sustancial del interés latinoamericano no fue objeto de acomodo en este período. ' A: palttir del término de la Segunda Guerra Mundial, la' presión' latinoamericana en torno a la temática del 'desarrollo pasó oa ocupar la primera prioridad. Los problemas del financiamiento del desarrollo, la expansión comercial, la. integnción econÓmica' y otros figuraron en forma constante en 'I]OS p1ant>eamientos latinoamericanos de la época. La reacción de la élite fue generalmente adversa, rechaz.ando las >pre– t1ensiones de esa clase media emergente. Ba9l:arecor.dar la reacción de los Estados Unidos frente a la iniciativa latinoamel'icana de crear el Banco Interamericano, o la muy adversa reacción que ·recibió la ini~ ciativade proceder a la estructuración de esquemas de integración '&0- 29:

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