América Latina: ¿clase media de las naciones?
A' estas alturas, asalta la duda de la viabilidad y el realismo de este esquema alternativo de desmrroHo. Muchos pensarán en el carácter utópico de las propuestas del tipo de desarrollo recién descrito. Des– pués de todo, la solución "tecnocrática y desarrollista" puede especificar proposiciones políticas y recetas de planeación detalladas, y no tan poco "concretas" como las de la sociedad humanista o integral. Sin embargo, este último tipo de desarrollo no puede ir mucho más allá de la elaboración de políticas generales, ya que implica en sus mismos orí. genes y supuestos un reordenamiento total de la sociedad. He allí la diferenda con el enfoque capitalista de desarrollo que considera a la pobreza y al subdesarrollo como problemas autocontenidos y limitados, sin proyecciones sobre otros ámbitos estructurales, y procesos sociales más amplios. De todos modos, el mismo modelo capitalista contiene --como ya algunos han señalado- .daros elementos· utópicos al pos– tular un progreso futuro ¡,deal como el resultado de la mera extra. polación del presente. Por lo demás, reconocemos abiertamente que el modelo de desarro– llo propuesto es de carácter utópico. Sin embargo, es una utopra rele– vante.y dinámica, un' modelo de un .mundo preferido porque podría empezar .11. transformarse en un hecho histórico concreto en el plazo de dos décadas. En otras palabras, éste no es un modelo utópico e~tático y desligado de un contexto histórico. Es indudable, sin embargo, que esta "utopía relevante" ofrece obs– táculos formidables. A nivel internacional la unidad del Tercer Mun. do, uno de los prerrequisitos par.a el logro de un nuevo ordén mun– dial, se ve dificultado por 'el hecho de que el Tercer Mundo es un ·con. junto de países que tienen en común el subdesarrollo y la dependen– cia, pero que difieren entre sí en el tamaño, en la dotación de recursos naturales, en el grado de desarrollo o subdesarrollo económico, en el nivel actual y en las modalidades de su dependencia, etc. Si a esta heterogeneidad económica se agregan las diferencias de carácter polí- tico, resulta. claro que las tareas que los países subdesarrollados se han propuesto frente a los centros requieren de un programa de acción que distinga entre medidas viables a corto plazo y aquellas que podrían materializarse a medida que se fortalezcan los lazos y las coincidendas entre los diversos países periféricos. 16 . El problema del subdesarrollo y la desigualdad a nivel nacional e internacional es, sin duda, un asunto complejo que no encuentra respuestas fáciles. De alli que este trapajo, más que plantear soluciones 16 La posición real de América Latina dentro del Tercer Mundo com– plica a6n más la situación, en vista -como .ya se ha indieado-de su mayor grado relativo de desarrollo económico, .sus vínculos con los valores y creencias de la cultura occidental y, por un fáctor que a veces se ignora: por su siglo y medio de vida como región formalmente independiente de su potencia colonial. 152
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