América Latina: ¿clase media de las naciones?
involucrados en las negoCIaCIones respectivas, como de los productos o actividades ,económicas a que ellas se refiera. Al respecto, -el programa oficial del Nuevo Orden Económico Internacional adolece de una exce– siva generalidad, a lo menos en dos sentidos. En primer lugar, dicho programa atribuye a los países del Tercer Mundo una homogeneidad que éstos no poseen. En efecto, dentro del mundo endesarroHo cabe distinguir, a lo menos, tres grupos de paí– ses, a saber: a) los país-es exportadores de petróleo, b) los países me– nos desarroHados y c) los países de "desarrollo intermedio", como los de América Latina o el Oriente Asiático. Sin perjuicio de la similitud que pr,esentan sus problemas, particularmente en comparación con el mundo industrializado, cada una de estas categorías ,de países pos-ee intereses y prioridades bien diferenciados. - En segundo lugar, el programa del Nuevo Orden Económico In– ternacional parece basarse en la presunción de que los problemas glo– ba:les que hoy confronta la humanidad deben ser tesueltosa través de medidas igualmente globales. En un plano oficial, -estas medidas inclu– yen un Programa Integrado de Productos Básicos, en el campo de las materias primas; un Sistema General de Preferencias, en el campo de las manufacturas; la negociación de Códigos de Conducta generales pa.. ra la regulación de las activi,dades de las empresas transnacionales y del proceso de transferencia de tecnología; un Plan Mundial de indus– trialización; ,un Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricul– tura, y otras medidas de alcance igualmente genérico. Otras propues– tas, como las contenidas en el .jnforme RIO, incluyen el establecimien– to de una autoridad mundial para el desarrollo de los recursos natu– rales, de un instituto internacional de tecnología y de una tesorería mundial, que aseguraría un proceso más automático ,de transferencia de recursos financieros desde los países ricos hacia los países en -desarrollo. La experiencia reciente ha demostrado que este tipo de propuestas glo– bales tiende a acumular grandes resistencias al mismo tiempo que ofre– cen un grado muy bajo de viabilidad,debido al elevado nivel de agre_ gación de los problemas que con ellas se procura solucionar. 11 Similares consideraciones cabría formular en relación con la efica– cia de los foros mundiales a través de los cuales con frecuencia se pro– cura debatir estos problemas, cuyo carácter preponderantemente retó– rico queda de manifiesto al observar los resultados alcanzados, y muy particularmente al compararlos con los canales que se utilizan cuando se desea conducir las relaciones Norte-Sur entre determinados países so– bre bases serias. 11 Estas observaciones se encuentran más desarrolladas en L. Toma– ssini, Falencias y Falacias. Notas sobre el Estudio de las Relaciones Nor– te-Sur, en Comercio Exterior, México, septiembre de 1977, y en Intere– ses Mutuos: Las Verdaderas Bases del Diálogo Norte-Sur, en Estudios Internacionales NI? 41, enero-marzo de 1978. 131
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