América Latina: ¿clase media de las naciones?

En una primera etapa, que se prolonga hasta fines del decenio pa– sado, se presumió la existencia de una "armonía natural de intereses" entre los países industrializados del Norte y los países subdesarrollados del Sur. De acuerdo con esta concepción, el desarrollo de estos últimos se produciría como resultado del growth o trickle down effect indu– cido en estos países por el crecimiento económico del mundo indus– trializado. Se suponía, por aquel entonces, que lo que era bueno para el Norte debía ser bueno para el Sur. Se admitía, ciertamente, que las relaciones entre ambos grupos de países eran marcadamente asimétri– cas, pero se atribuía esta situación al hecho de que ,Jos distintos países se encontraran en diferentes "etapas de crecimiento económico". HI de– sarrollo se concebía como un proceso unilineal, y se suponía que to– dos los países debían recorrer un mismo camino, dividido en ciertas etapas.' En esta marcha, los que habían partido primero tenían ciertas ventajas sobre los recién lleg.ados. Los problemas planteados por esta diferenciación tenderían a superarse conforme avanzaran el desarrollo, la modernización y la integración de los países retrasados en la eco– nomía int·ernacional. Se reconocía que, durante el período de transi– ción, los beneficios derivados de las relaciones económicas entre estos dos grupos de países se habrían de distribuir en forma muy desiguaL Sin embargo, la estructura misma de las relaciones económicas inter_ nacionales no era cuestionada, y se confiaba en poder compensar las pérdidas sufridas por los países subdesarrollados mediante programas de cooperación o "ayuda externa". 3 Aquel período conduyó con un acendrado sentimiento de "desilu– sión frente a la ayuda". Dicho malestar dio lugar a comienzos de los años 1970 a un conjunto de informes que, de diversos ángulos, procu– raron enjuiciar los programas de cooperación internacional ensayados durante los dos últimos decenios, tales como los informes Pearson, Pe– terson o Prebisch. 4 Este debate ayudó a comprender que la ayuda ex– terna -que incluso antes del aumento de los precios del petróleo re– presentaba menos del 10% de los ingresos obtenidos por los países del sur como consecuencia de los flujos internacionales de capital y de sus transacciones comerciales con el resto del mundo- debía ser colocada dentro del contexto de las relaciones económicas externas de los paí- 3 Para un análisis de ese perlodo, :realizado por un destacado parti– cipante en dicho proceso, ver Introducción por F. Herrera a Diez Años de Lucha por América Latina, obra coordinada por A. Calvo y L. To– massini, México, FCE, 1970. 4 Recuérdese, principalmente, Partners in Development, informe en– comendado por el Banco Mundial al Sr. Lester Pearson, y Transforma– ción y Desarrollo, estudio elaborado por el Dr. Raúl Prebisch para el BID, ambos en 1970. 122

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