América Latina: ¿clase media de las naciones?
Tercer Mundo tener una mayor 'infiuenda en estas negoCIacIOnes. Por ejemplo, existían áreas de interés común que han debido enfatizarse: la reducción de, barreras no arancelarias y. del escaloqamiento en la estructura arancelaria' de los países industrializados que otorga una alta protección efoctiva al procesamiento de productos básicos r·eali– zado en el Norte. A este último respecto convenía máS a los países en desarroBo la propuesta de la Comunidad Económica Europea, de desgravar en un mayor porcentaje las tarifas nominales más altas, que la de desgravación proporcional que impulsara EE. UU. Los países en desarrollo no se pronunciaron conjuntamente sobr·e esta discusión y la negociadón ha procedido, como de costumbre, entre los países industrializados. A América Latina le hubiera correspondido orientar y aglutinar una posición del Tercer Mundo al respecto. C. La "ayuda externa" y el orden financiero Como un último ejemplo, consideremos el asunto de la ayuda externa. Para muchos países latinoamericanos importa poco el monto de la ayud'a externa. Interesa más el libre acceso a los mercados privados de capitales en el Norte, el cual a partir de 1971 les ha permitido flexibilizar el manejo de sus balanzas de pagos y una mayor autono– mía: en sus proyectos de inversión, en la- selección de tecnologías y en la desagregación del paquete capital-tecnología. 16 Los países más pobres, en cambio, no están en capacidad de aprovechar estas ventaj-as y por su carácter de monoexportadores de productos básicos y bajos niveles de ahorro interno, requieren probablemente más de la ayuda externa. ¿Por qué no, entonces, renunciar a la ayuda siempre y cuando los flujos de ésta aumenten y se hagan más libres para los países más pobres? Una posición de este tipo fadlitaría. las alianzas de América Latina con otros países en desarrollo en otras materias y le daría mayor autoridad al Tercer Mundo para exigir otras concesiones. 17 En. tre otras cosas, esta posición le permitiría a América Latina exigir con vigor una mayor liberalización de los mercados privados, opo– niéndose a cualquier acuerdo "regulatorio" o que busque restringir en exceso la liquidez internacional, y asegurándose el respaldo del resto del Tercer Mundo en la defensa de estos intereses suyos. 16 Véase, por ejemplo, c.. Díaz, Alejandro, North-South relations: The economic component, en Bergsten y Kraus, ed., World política and International economics, Brookinga, 1975. 11 A mda de que probablemente no haría sino anticipar una situaci6n inevitable. 115
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