América Latina: ¿clase media de las naciones?
bablelIlente r¡o podrIa perdurar. Además, si ello ocurriera, se genera. ría un tipo de vacío político en el área y una manifestación de fen6menos subimperia,les, que en nada éontribuiríafl al desarrollo de esa comunidad. Dentro de este contexto, es que cabe pensar en un posible rol latinoamericano en el área, fundamentado en la relación entre países en desarrollo. Sin perjuicio de la exist-encia de algunos vínculos his– tórÍ<:os, comienLla ya a desarrollarse una relación más específica entre ambas regiones. La ruta Transpadfico de LAN-Chi,le hasta Fiji y su posible extensión, la potencialidad de los vuelos transantárticos, el desarrollo' de las relaciones diplomáticas y comeráales, la cooperación en CIPEC y otros mecanismos al nivel de países productores de mi_ nérales, la vinculación académica y otros ejemplos, son todos eviden~ das del nacimiento de esta relación. 1311a ciertamente se verá' incrementada en el futuro cetcano. Los intereses pesqueros comunes, que podrían llevar a ampliar él marco geográfico del Pacífico Sur, -la participación recIproca en organismos regionales, la potencialidad de preferencias comerd·ales, las perspec– tivas de ,la cooperación horizontal en el campo científico y tecnológico, la vinculación universitaria con ,la Universidad del Pacífico Sur y otras proyecciones, son todas posibilidades concretas del futuro cer– cano. Más aHá de la solidaridad natural entre países en desarrollo, esta relación especial se justifica a da luz de intereses comunes de 'ambas regiones. En el caso del Pacífico Sur, la posibilidad de relacionarse con una región de desarrollo intermedio, como América Latina, ofre– ce expectativ.as de interés en el plano del desarroLlo económico. A la vez, en el futuro surgirán nuevos campos de vinculación especial, como el aprovechamiento de Jos recursos oceánicos y hasta la even_ tual participación en actividades antárticas. Por su parte, l,a presencia latinoamericana -en el Pacífico Sur re. presenta una nueva visión del futuro, que vaJloriza la potencialidad de una civilización oceánica. Hasta ahora los océanos han sido con– siderados la periferia de los continentes, pero mañana los continentes serán la periferia de los océanos. De est-a manera, el Pacífico y su enorme potendaJ viene a constituirse en el hinterland de algunos paí– ses latinoamericanos, especialmente de Chile, país que carece del tra– dicional hinterland continental. A,demás, esta relación representa una nueva lIllternativa para la Comunidad del Pacífico Sur, que no se basa en consideraciones de defensa, formas de vida o f,actores racia– les, sino en el interés de una cooperación horizontal recíproca. Esta a;lternativa adquiriría especial relieve si otl'as formas de vinculación llegaran aevidendar problemas ,de subimperialismo o de dependencia 105
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