América Latina: ¿clase media de las naciones?
Sus logros han sido en algunos casos el desarrollo economlCO pero con un alto costo humanitario, de dependencia económica o política de EE. UU. o la URSS, o de las corporaciones trasnaciona:les. Para América Latina estas lecciones son importantes, por cuanto sin una conciliación de los diversos aspectos de la integración política las posibilidades de desintegración, decadencia política y nacionalismo negativo aumentan, en la medida que se postergan los consensos na– cionales. La opción por la revolución en el caso chino tuvo un alto costo de origen y transición, pero al menos ha cubierto necesidades básicas de la sociedad china. La estrategia de "descansar en las propias fuerzas" y "apoyándose en las masas" sirve de lección para países que en la región se carac– terizan por una incapacidad para generar un desarrollo político yeco– nómico autosostenido sin una extrema desunión y dependencia del ex– terior. El apoyo en las masas también es una Iección que sirve a aque– llos experimentos que pretenden hacer una revolución "by fiat" o para otros que desconocen el papel de las mas-as. A pesar de sus imperfec. ciones, el caso de India ha demostrado que la democracia no es un bien exclusivo para los países ricos. En China la apertura selectiva hacia el exterior, la trayectoria in– ternacional no expansionista y la nacionalización de las doctrinas forá. neas (significaron el marxismo) también son Iecdones provechosas. El aventurismo del gran salto adelante y la xenofobia de la revolución cultural también son enseñanzas para no repetirse. En América Latina la situación de escasez requiere enorme prudencia y no dogmatismo en los planes polítkos y económicos. Los nacionalismos estr'echos o ideológicos no son experiencias que debieran emularse en América Latina. En el caso del Japón, el desequilibrio generacional y la reciente crisis de una sociedad sin la figura paternal ha demostrado que es necesario conciJiar la tradición con la industrialización, de lo contra. rio los signos de descomposición social pueden aumentar. La magia del Japón para dar substancia propia a las formas que se importan le ha permitido atenuar su dependencia y humanizar su alto grado de desarroIlo económico. Esta habiHdad que ha demostrado Japón para combinar lo tradi. cional con 10 revolucionario es una lección que sin duda debe recoger América Latina. Los aspectos negativos del milita'rismo pasado y a ve. ces la arrogancia imperial no son útiles para llegar a un grado de in– tegración polftica a'Ceptable. La experiencia de India, que se independizó con una doctrina de– mocrática, de no violencia y lucha por mantener estas tradiciones, es un aporte claro para países que recién se descolonizan en el Caribe y 101
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