Corea, perspectivas desde América Latina: IV encuentro de estudios coreanos en América Latina

Corea y sudAmérica en los inicios d,!! s. XIX through a similar ceremony with the necks ofhis visitors" (Hall, 1824a: 72). Pese a que el signo era inequívoco, las lecturas del gesto fueron variadas: algunos creían que los nativos estaban preocupados por sí mismos, mientras que otros consideraron este signo como una sería amenaza para los visitantes. A pesar de todo, se aventuraron hacia una villa, aun contra la resistencia de los coreanos. Tras una larga caminata y con la noche al acecho, los marineros decidieron dirigirse a sus botes. "All was now changed; instead ofobstructing our way, and roaring our ears, they were all smiles and assistance: aman on each side seized our hands, and warning us every obstacle. Escorted us along the path and over the slippery stones on the sea bank, with a degree of assíduity extremely ludi– crous. Sometimes this friendly aid took the shape ofa push, and sometimes ofa pull, both sufficiently expressive ofan anxiety to see us depart" (Hall, 1824a: 73). Los habitantes de esta isla se habían manifestado más abiertos a tolerar a los visitantes, e incluso los niños se mostraron bastante interesados en artefactos como los relojes, los que los adultos parecían comprender. Sin embargo, un hecho desafortunado sepultó toda posibilidad de establecer un diálogo: uno de los de la comitiva disparó contra un ave; el ruido del arma de fuego generó inmediatamente la desconfianza en los nativos y las relaciones jamás volvieron a ser iguales. Ante esto, los británicos decidieron zarpar rumbo hacia el conti– nente (Hall, 1824a: 76). Antes de alcanzar tierra, fueron interceptados por diez botes y cientos de canoas. En el barco principal pudieron vislumbrar a un hombre que parecía ser un personaje importante. Bajo una sombrilla, se encontraba el jefe local; sentado de piernas cruzadas, vestido con una túnica de satín azul y rodeado de asistentes, lo que le confería una impronta inconfundible. Los navegantes decidieron mostrarle sus respetos y saludarlo, a lo que el jefe contestó con un aire de gravedad. No obstante, se mostró reticente a recibir a los invitados en su barco y tras una serie de señas los navegantes lograron invitarlo al "Lyra". Previo al inicio de la conversación, el jefe realizó una ceremonia (los ex– tranjeros pensaron que eran oraciones) la cual fue secundada desde los barcos adyacentes por una multitud de coreanos. El compañero del Capitán Hall, el Capitán Maxwell trató de efectuar algo similar en inglés, lo cual desconcertó a la autoridad coreana. Prontamente el líder de los coreanos mandó llamar a uno de sus secretarios para que redactara una carta, la cual fue entregada a los visitantes: "When completed the chief looked it over, and then hended it to 278 Corea, perspectivas desde América Latina

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