Corea, perspectivas desde América Latina: IV encuentro de estudios coreanos en América Latina
Aguirre Torrini, C. nave. En el trayecto de retorno, lograron divisar la villa y observaron a las mu– jeres coreanas machacando arroz con morteros, mientras cargaban niños en sus espaldas. Estas mujeres súbitamente dejaron sus labores y se retiraron del lugar, debido a que un nuevo bote proveniente de los barcos había desembar– cado en la costa. "Enough, however, was discovered of these timorous damsels to satisfy us that their feet were not mutilated on this island, as in China" (Hall, 1824a: 62). En la medida en que los navegantes descendían por la colina, hombres y ni– ños coreanos se les aproximaron en una actitud más amistosa, permitiéndoles visitar la villa, pero sin la posibilidad de ingresar a ninguna casa. En el reco– rrido por la villa, pese a que observaron un gran depósito de vasijas, no había nada que indicara que estas se vendieran o intercambiaran. Es más, pronto se percataron que "They held in no estimation our dollars and gold Money; and nothing else that we offered them appeared to posses value in the;r eyes except wine-glasses; but even of this solitary taste we could scarcely take advantage" (Hall, 1824a: 61). Respecto de la experiencia, el capitán Hall (1824a: 63) realiza el siguiente balance: ... 1 certainly never encountered, during any voyage, people more resolutely unsociable tan these islanders. A disdainful sort ofsulky indi– fference, rather tan any direct ill-will, was the most obvious trait in their deportment. Theywere very rude to us, it is true, and lost no opportuni– ty of suggesting the fitness of our immediate. Finalmente, el capitán Maxwell decidió nombrar estas islas como "Islas Sir James Hall"29Z, en honor al padre de Basil, y emprendieron rumbo hacia una isla ubicada hacia el sur. La travesía permitió poner en práctica un nuevo mé– todo para calcular la profundidad del océano y la riqueza geológica de las islas alimentó un fuerte debate científico al interior de las naves. Habiendo alcanza– do tierra el recibimiento de los nativos no fue muy diferente de los anteriores, no quedaban dudas; no querían que los navegantes pusieran un pie en la isla. No obstante, hubo un signo que no pasó desapercibido para los intrusos: "One very busy personage now took his station before us, and baring his neck, drew his fan from end to end along his throat, and then, with no great gentleness, went to 292 Según las coordenadas del libro, N 370 50' E 124050', el conjunto de islas se encuentra en el límite de las dos Coreas y se denomina Baengnyeongdo ('I..!j~!i) IV Encuentro de Estudios Coreanos en América Latina 277
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