Corea, perspectivas desde América Latina: IV encuentro de estudios coreanos en América Latina

Aguirre Torrini, C. el embajador comenzó su viaje hacia el interior de China, Basil Hall se decidió a iniciar la exploración de los mares adyacentes sobre los cuales se tenía escasa noticia. Se inicia aSÍ, en 1816, el periplo del comandante británico por las orien– tales de Corea y las islas Japonesas. Viaje de Descubrimiento en la Costa Oeste de Corea y la gran Isla Loo-Choo en el mar del Japón. La mayoría de las veces, el anuncio de una costa cercana es recibido con júbilo por los marineros. Sin embargo, el primero de septiembre de 1816 esta señal era esperada con mayor expectación: "1he country we were now steering for was so completely unknown that it held no place on our charts, except that vague sort of outline wíth which the old map-makers delíghted to fiu up theír paper, and conceal their ignorance" (Hall, 1824a: 55). Luego de aproximarse a la isla más cercana, un pequeño bote lleno de gente se dirigió hacia la nave. Mientras esto acontecía, paulatinamente la costa se comenzó a poblar de habitantes de las villas cercanas. Debido a que no se pudieron establecer comunicaciones con los tripulantes del bote, los navegantes británicos decidieron aproximarse a la costa para visitar a los pobladores de la villa. The inhabitants, who received us with looks of distrust and alarm, were evidently uneasy at our landing, for they were crowded timorously together like so many sheep. Having tried every art to reassure them, but in vain, we determined to leave our unsociable acquaintances, and without waiting for an invitation, to take a look at the village (Hall, 1824a: 57). Lo anterior conmocionó a los coreanos, que prontamente se interpusieron entre los extranjeros y sus casas; "haciendo señales inequívocas para que regre– sáramos a nuestros botes". Esta actitud provocó que los extranjeros desistieran en su intento por dirigirse hacia la villa y modificaran su rumbo para dirigirse hacia un monte a fin de tener un mayor panorama de la isla. Respecto de la primera impresión, Hall (1824a: 58) nos relata lo siguiente: There was nothing in the appearance of these islanders which we recognized as Chinese, in dress, language, or appearance, and in their manners there was none of that courtesywhich we met with everywhere IV Encuentro de Estudios Coreanos en América Latina 275

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