Corea, perspectivas desde América Latina: IV encuentro de estudios coreanos en América Latina

Giuffré, M. usar ropa de colores y dejar su amyong, o nombre de la infancia. Se le impo– ne así el kwangmyong287, o nombre legal, con el que se le conocerá el resto de su vida. De tres sílabas, la primera es para el nombre de familia, song, muy limitado en Corea, donde dice Rossetti que solo habrá una centena,(hoy 2009, hay 300 nombres de familia 288 ) la segunda sílaba corresponde al nom– bre de la generación hangnyolcha, que es la misma para todos los miembros de una misma familia, la tercera sílaba es la única personal del nombre, solo se busca que armonice con la 2 a • Sílaba y que juntas, formen un nombre armonioso. Cada persona posee varios y diferentes nombres : un chaho, o apodo íntimo, con el cual lo conocen en su círculo personal de iguales, el pyorho «nombre de distinción honorable", el cual utiliza un inferior para dirigirse a un superior, o un hermano menor al dirigirse al hermano mayor, el nombre póstumo o shiho, que confiere el gobierno post mortem, a un funcionario de consideración distinguida. Todo esto, se reitera, para los ca– balleros, ya que las damas, como el Emperador, no poseen nombres propios. La concepción coreana de la época, negaba a la mujer toda individualidad; al nacer se les daba un nombre de infancia desprovisto de valor personal, pero que inclusive pierden al casarse, pasando a ser "la esposa de.. ,,", solo las Ki– saeng recibían un nombre consonante con la naturaleza, "estrella brillante" o "flor exquisita","nieve blanca", etc. Un padre coreano, no nombraba a sus hijos o esposa sino por diminutivos despreciativos, de tal manera que al preguntarle por sus hijos, respondería "Los animalitos están bien", y si por alguna razón debía nombrar a su esposa, ya que de ninguna manera, dice Rossetti, sería correcto preguntar por ella o sus actividades, el esposo se dirigiría a ella como "la vieja estúpida de la casa", mientras que al hablar de su padre o madre, la mención sería "el ilustre perso– naje" y "la virtud perfecta" . Inclusive dentro del lenguaje, las diferencias gra– maticales vinculadas a la posición social, son tan complicadas, que dificultan el aprendizaje de la lengua. La etiqueta coreana del momento, era tan rigurosa en cuanto al uso de las diferentes maneras de dirigirse a una persona, según la ubicación social, que equivocarse constituía una grave ofensa, y esto hacía que pocos europeos intentaran aprender el idioma. Así, los intérpretes en las 287 Rossetti, pg. 152 Yss. 288 http://www.corea.itlcognomCcoreani.htm IV Encuentro de Estudios Coreanos en América Latina 263

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