Corea, perspectivas desde América Latina: IV encuentro de estudios coreanos en América Latina

Giuffré, M. de arcilla. A Rossetti le llama la atención el Ondol; sistema único en Oriente, según el autor, para calefaccionar los ambientes. Una especie de losa radiante, donde en un espacio entre la tierra y el piso de piedra de la vivienda, se quema paja o madera, y así se calienta toda la vivienda. Contaba con un expurgue para el humo. Las calles y avenidas, de intenso pero lento movimiento hasta tardías horas de la noche, constituyen para el autor un motivo permanente de sorpresa. Es– cenas variadas, vestimentas jamás vistas, sombreros todos diferentes entre sí. Pero Rossetti advierte: No detenerse o uno mismo se transformará en objeto de atención. Basta hacerlo para inmediatamente ser rodeado por una pacífica, silenciosa y curiosa multitud de todas las edades, que al menor movimiento brusco involuntario, se asusta y aparta, pero a la cual, brindando una sonrisa de confianza, vuelve a acercarse. Bueyes y caballos por miles, cargando madera atraviesan todas las ma– ñanas las ocho puertas, se dirigen a Chongno, cerca de la Gran Campana, al mercado de la madera. Común a todo Oriente, cada barrio de Seúl posee características específi– cas de acuerdo a su ocupación. Los joyeros en Chongno y Changgyo, el puente largo, donde se puede apreciar a los orfebres trabajando, especialmente la pla– ta. Ayer como hoy, el regateo es inevitable, tornándose finalmente una carga, y habiendo optado finalmente Rossetti de enviar a sus servidores para que hagan las compras. No lejos de allí, del lado opuesto a la Gran Avenida, de la Puerta del Este, se encuentran los mercaderes de seda. Pobres instalaciones, pero una calidad de maravilla: desde la seda más fina de la Provincia de Cho– lla, la seda pesada de Shandong (China), gasas de Zhili (China), estampados de Shangai y Nanking, crepe rígido de Japón, de todo tipo y color. Este es el lugar favorito de las pocas mujeres occidentales de Seúl. También cerca de la Gran Campana, se encuentran los representantes de uno de los principales oficios en Corea: los fabricantes de sombreros. Acompañados de grandes cajas de paja, envueltas en papel amarillo. Los acompañan los que arreglan sombre– ros, reparan sandalias, quienes dibujan y venden diseños de tigres y dragones a pegar en las puertas con fines de protección, o de sabios protectores para el interior del hogar. Los 49 distritos de Seúl, llamados Pang, se dividen a su vez en varios Tong o Dong, con ocupaciones diferentes, Piltong para los pintores, IV Encuentro de Estudios Coreanos en América Latina 261

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=