Corea, perspectivas desde América Latina: IV encuentro de estudios coreanos en América Latina

Ariosa P, j. C. isla. Aunque el gobierno español y la burguesía criolla trataron de ocultar la verdadera situación de los contratados, el enviado imperial pudo apreciar las calamidades de la nueva forma de esclavitud, que vivían sus compatriotas. En 1877, entre España y autoridades chinas fue suscrito un tratado, que prohibió la entrada de chinos contratados a Cuba, pero se permitía su inmi– gración libre. Los culíes que deseaban regresar a la patria, podían hacerlo, pero el fracaso económico en su inmensa mayoría sólo les brindaba la posibi– lidad de salir hacia nuevos derroteros como los Estados Unidos y otros países centro y sur americanos. La cantidad de chinos en Cuba disminuyó considerablemente. De la cifra de entrada inicialmente referida de 124 800 personas para el período 1842- 1873, ya en 1874 eran tan sólo algo más de 58,4 mil, mientras para 1887 sólo se aproximaban a 45 mil y en 1899, la cifra ya era inferior a los 15 mil. (Baltar, 1997) Esto se debió fundamentalmente a muertes -por enfermedades, dadas las precarias condiciones de contratación y a la re-emigración resultante hacia terceros países al término de sus contratos. Eran momentos cruciales y definitorios en la historia de Cuba, pues las tropas coloniales españolas eran derrotadas, finalizando la última etapa de la contienda bélica emancipadora iniciada en 1868 y que abarcaría hasta el año 1898, quedando eliminado el status colonial español. Japoneses Los intereses económicos de los Estados Unidos de América (EUA) provo– caron la intervención estadounidense en la isla de Cuba. España y los EUA negociarían durante 4 años la libertad del país y se es– tablecería el primer gobierno de la República de Cuba, el 20 de mayo de 1902 con el Sr. Tomás Estrada Palma como su presidente, quien enviaría cartas ofi– ciales a diferentes países del mundo, anunciando la proclamación de la Re– pública, misiva que en el caso de Japón se convertiría posteriormente en el primer contacto oficial entre ambos países. Para las postrimerías del siglo XIX, el inmigrante japonés ya había co– menzado a incursionar por tierras americanas. Su antecedente fue el éxodo IV Encuentro de Estudios Coreanos en América Latina 215

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