La zona económica exclusiva: una perspectiva latinoamericana
LA ZONA ECONOMICA EXCLUSIVA A LA LUZ DE LAS NEGOCIACIONES DE LA TERCERA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR R eynaldo Calindo Pohl 1. ENFOQUE HISTORICO El examen de un objeto jurídico-político puede hacerse por medio de va– rios métodos. La escogencia de uno de ellos no implica censura a los demás. Cada método tiene su oportunidad, en función de la naturaleza del objeto y de los propósitos de la investigación. Para una situación especial, un método puede ser el más apropiado, en el sentido de más productivo, y otros métodos pueden rechazarse por insuficientes o inadecuados. Cuando se trata de aprehender el sentido de un objeto jurídico-político, lo que equivale a penetrar su naturaleza, y de prever los modos de su desenvolvi– miento tempoespacial, o sea su despliegue histórico, el enfoque histórico pa– rece el más adecuado. Esto es particularmente aplicable a objetos en procesos de formación o que conservan el calor de las fuerzas políticas que animaron su nacinliento y desarrollo y están todavía lejos de la sedimentación que de– pura los complejos vitales en normas frías, redondas, descarnadas y en alguna medida intemporales. Cuando el proceso de formación del objeto jurídico-político está conclui– do o se ha sedimentado en los hábitos y costumbres, el formalismo puede ser útil, incluso a veces necesario. Con todo, las fórmulas secas y escuetas. en.ten– didas como lenguaje simbólico de conexiones lógicas, parecen deshumanizarse cuando se leen al margen de la vida que están llamadas a presidir. Su trata– miento como especies incorpóreas e intemporales, a muy alto grado de abs– tracción y generalización, se desliza al filo del abismo logicísta que movió la reacción de Ihering. Como no se trata de satisfacer puramente intereses de ra· zón ni preciosismos discursivos, sino tle conciliar intereses y propósitos den– tro de cauces de cooperación, paz y seguridad, bajo meta de justicia, el con– tacto contÍnuo con las circunstancias envolventes coloca la buena razón, que es histórica, concreta y apegada a los hechos, alIado de) desarrollo armonioso de las relaciones internacionales y de) enriquecimiento de la comunidad inter– nacional. El formalismo, con su examen acucioso de palabras, su comparación de textos, y su exégesis intemporal es inapropiado para discernir el sentido y las 36
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