América Latina y Asia-Pacífico

86 GH1GORY KAHASIN incluso las economías dinámicas de esta parte del planeta que cada vez buscan más recursos para el futuro, deberían comenzar a pensar en el uso efectivo de los recursos que ofrece Rusia. Los países de Asia-Pacífico constituyen más del 20% del comercio exterior de Rusia, lo que el año pasado se tradujo en más de 30 mil millones de dólares. En las regiones de Siberia y el Lejano Oriente ruso, el grado de compromiso con la integra– ción a Asia-Pacífico es dos o tres veces más que el promedio nacionaL Estamos plenamente conscientes de que la interdependen– cia y el progreso económicos son la mejor base para un desa– rrollo sustentable y seguro. No hay mejor manera de asegurar la mantención de la paz y la prosperidad de una nación que a través del comercio y el intercambio de inversiones. Los impre– sionantes resultados de la integración económica en la región de Asia-Pacífico son una prueba fehaciente de la validez de esta conclusión y de la necesidad de fomentar un mayor progreso en el área. Rusia, por su parte, tíunbién vislumbra la ampliación e intensificación de la cooperación económica con los Estados que integran Asia-Pacífico como un factor que contribuye a sus propias reformas y a la creación de un ambiente económico nacional más estable. Existen daros indicios de que la economía rusa está avan– zando hacia una estabilidad relativa. La reducción de la produc– ción industrial se ha detenido. En junio de 1997, por primera vez en los últimos años, aumentó en un 2%, en un 5% en julio y en un 4% en agosto. La inflación en el mismo período prácticamente se ha mantenido en un nivel cero. El programa de privatización, componente principal de las reformas económicas rusas, ha en- . trado a su fase final. La participación del sector no estatal en la producción económica total ha alcanzado el 75%. Quisiéramos hacer nuestros los principios básicos de PECC (Pacific Economic Cooperation Council), como el respeto mu– tuo y la igualdad, el ben~ficio recíproco, la asociación construc– tiva y la armonización de posiciones, sin dejar de respetar la independencia de cada país. Precisamente esa es la postura que

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