América Latina y Asia-Pacífico

DlSClJHSO 57 Se dice que las operaciones de cambio de monedas alcan– zan veinte veces el tamaño del comercio mundial. Y nos pre– guntamos cuál es la contribución de este enorme intercambio a la creación de riqueza para la comunidad internacional. Nadie más que los propios operadores han ganado o perdido dinero. Ellos no contribuyen en nada al bienestar de los pueblos del planeta. Unos pocos dólares para fines de caridad no bastan para compensar la destrucción de las economías, no sólo de poca gente o de un país, sino de regiones enteras. Hasta que estos operadores comenzaron a jugar con las monedas y las bolsas de la región, el Sudeste asiático era la región más diná– mica del mundo. Ahora hay una conmoción financiera y estos . países tienen pérdidas de miles de millones de dólares. Para el operador bursátil normal, las ventas cortas son es– peculativas. Pero cuando se venden enormes cantidades de ac– ciones a futuro, el efecto es el mismo que la liquidación de la correspondiente moneda. Los precios de las acciones caen. Cuan– do las acciones vendidas han sido prestadas por los bancos y estos las entregan cuando se las requiere, la cantidad de accio– nes que se liquida es casi ilimitada, ya que se pueden vender una y otra vez, lo que hace bajar los precios cada vez más. En Malasia, los precios de las acciones bajaron en un 60% o más a raíz de las ventas cortas de estos manipuladores. Obvia– mente, ellos ganaron mucho dinero. Pero cuando los bancos pidan márgenes a quienes han comprometido sus acciones, muchos de ellos estarán quebrados. Los operadores pequeños sufrirán del mismo modo que lo hicieron cuando Slater Walker despojó a sus empresas de sus activos, o cuando Boesky y Mi– lken manipularon los "bonos basura". Pero los grandes opera– dores de ventas cortas gozan de la libertad de arrasar las bolsas de valores de los países en desarrollo. De hecho, consideran que están en su derecho. Y se encuentran protegidos, en vez de ser enjuiciados por su papel en la destrucción de la economía de las naciones. . La realidad es que los manipuladores de monedas han cho retroceder la economía del Sudeste asiático en diez o quin-

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