América Latina y Asia-Pacífico

DISCURSO 55 en Malasia, en las bases y en el manejo de su economía. Sin embargo, hoy se nos está diciendo que los agentes que admi– nistran los fondos han perdido la confianza en Malasia debido a la debilidad de los fundamentos de la economía. El ringgit ma– lasio, que había fluctuado entre 2,49 y 2,51 por dólar durante años, comenzó a devaluarse. La explicación que se dio fue que la economía de Tailan– dia, nuestro vecino, estaba débiL Sin embargo, ya se había di– cho pocos años antes, con motivo de la crisis monetaria mexi- . cana, que Malasia sería el próximo país en crisis. Y ello en cir– cunstancias que México no es vecino de Malasia, ni su econo– mía es similar. El comercio de Malasia es con todo el mundo, y no solamente con un único vecino muy rico. Había personas que observaban a Malasia y consideraron que ya estaba madura, lista para la cosecha. Ciertamente, todas las dinámicas economías del Sudeste asiático aparecían listas para ser cosechadas. Cuando continuó la depreciación del ringgit, Malasia limitó las operaciones de cambios internacionales no vinculadas al comercio a 2 millones de dólares. Por un tiempo se detuvo a los manipuladores, pero a continuación se iniciaron las ventas cor– tas de acciones prestadas con el fin de obtener ringgit. El resul– tado fue una baja en los índices bursátiles. De este modo, se sumó a la depreciación del ringgit la depreciación de los capita– les. Las acciones dadas en prenda bancaria cayeron bajo los niveles de los préstamos. Las transacciones de los accionistas interesados en desprenderse de sus acciones para pagar los cré– ditos bancarios forzaron otra baja de los índices. Ningún gobierno puede limitarse a contemplar cómo se hace desaparecer la riqueza del país. Se puso fin a las ventas cortas y los manipuladores, furiosos por no poder ya jugar en la bolsa, vendieron sus acciones y los correspondientes ringgit. En septiembre de 1997, en términos de la tasa de cambio, Malasia ha perdido 23% de su riqueza, lo que incluye los ingre– sos de los más pobres. La capitalización del mercado acciona– rio, que era la mayor del Sudeste asiático, ha retrocedido en un

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