América Latina y Asia-Pacífico

428 DECLARACION DE SANTIAGO tura de temas, y poner en evidencia que las economías de APEC seguirán agregando valor más allá de los compromisos asumi– dos en otros foros. Los miembros de APEC deberían proporcio– nar mejores condiciones de certeza a las empresas, asegurando que los planes de acción abarquen plazos más amplios, especi– ficando programas claros del proceso de liberalización, com– prendiendo en lo posible un programa para la totalidad del período hasta el logro de las metas de Bogor. Los miembros de APEC también deben introducir mayor transparencia en sus pla– nes y hacerlos más amistosos para el usuario, de modo que los actores puedan reaccionar oportunamente a los cambios en las políticas. La revisión y evaluación de los planes de acción de APEC será un elemento vital del proceso de transparencia, en el contexto de la naturaleza voluntaria que caracteriza el proceso de liberalización de APEe. PECC ya ha dado pasos iniciales para revisar los planes de acción de APEC y seguirá desarrollando esta tarea en los próximos meses conjuntamente con los repre– sentantes empresariales, particularmente a través de la conti– nuación de su apoyo al proceso ABAC (APEC Business Advísory Council). PECC tiene la convicción de que el proceso de APEC se verá beneficiado en la medida que otras agrupaciones, como PBEC ePacific Basin Economic Cou ncil) , realicen tareas similares.· Las empresas juzgan la efectividad de la liberalización por el nivel de impedimentos que les toca enfrentar. Por esta razón, instamos a APEC a respetar los principios de Osaka de liberali– zación comprensiva, flexibilidad y comparabilidad, entre otros. Además de referirse a los aranceles, la liberalización debe in– cluir también reducciones de barreras no arancelarias, mejores medidas de facilitación, así como el apoyo de políticas de co– operación técnica y económica para consolidar el entorno en que se realizan los negocios.

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