América Latina y Asia-Pacífico
340 ENI!1QUE V. IGLESIAS entradas de capital extranjero para financiar su desarrollo. Los niveles de inversión son más altos en los países asiáticos, en los que promedian alrededor ael 30% del PIB en el presente dece– nio. El intercambio de conocimiento no es un fenómeno que fluya en un solo sentido. América Latina también puede ser fuente de inspiración para los países asiáticos. En este continente hay una larga tradición de cooperación regional; particularmente en años recientes hemos avanzado mucho en el empeño de inte– grar nuestras diversas economías con el propósito de ampliar nuestro potencial económico. La proliferación de áreas de libre comercio y la creación de uniones aduaneras en muchas partes de la región no tiene precedentes en el mundo en desarrollo. También hemos logrado un progreso significativo en el proceso de construir el Area de Ubre Comercio de las Américas (ALCA). Relaciones transpacíficas y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) En resumen, el papel de América Latina en nuestra asocia– ción transpacífica debe ser una participación continua y activa en todos los foros transpacíficos actuales, con miras a aumentar el flujo de información y conocimiento entre nuestras regiones. En este respecto, vale la pena poner de relieve que varios paí– ses latinoamericanos están deseosos de ingresar a APEC como miembros plenos tan pronto como sea posible. El papel de América Latina también ha de ser continuar con el proceso de reforma estructural, incluida la liberalización comercial y la in– tegración regional de sus propias economías, con miras a mejo– rar nuestra capacidad competitiva y potencial de crecimiento y de esa forma facilitar aún más el flujo de comercio e inversiones a través del Pacífico. La infraestructura es otra área que exige atención. Debemos hacer grandes avances para mejorar nues– tras políticas sociales, de manera que el crecimiento y el desa– rrollo sean sostenibles en el futuro.
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