América Latina y Asia-Pacífico

ASOCIACION TRANSPACIFICA: EL PAPEL DE AMERICA LATINA 339 han puesto énfasis en la importancia que tiene la educación para maximizar las oportunidades de un país en el mercado mundial. También, muchos analistas concuerdan con que el prin– cipal obstáculo para el crecimiento futuro de nuestra región es lo que algunos han definido como el rezago en el esfuerzo edu– cativo. En los años sesenta, el nivel promedio de educación en América Latina era equivalente o levemente superior al de otros países que se encontraban en una etapa similar de desarrollo. Hoy, el promedio es de cinco años, lo que significa cuatro años menos que el de los países comparables del Este asiático. Para cerrar la brecha de la educación con el resto del mundo en el año 2020, la educación promedio de la fuerza laboral debe ele– varse entre cinco y nueve años de escolaridad. Esto exige una ambiciosa reforma educacional en toda la región. La educación también contribuye a atenuar la pobreza y las desigualdades en la distribución del ingreso. La pobreza generalizada en América Latina constituye no sólo un grave problema social, sino que también limita nuestro potencial real en el mercado, dado que el consumo entre los pobres se restringe a unos pocos produc– tos básicos. La distribución del ingreso en América Latina es la peor entre las regiones en desarrollo. En los años noventa, el quintil inferior de la población de América Latina obtuvo el 4,5% del ingreso nacional, mientras que los quintiles más altos reci– biel'On el 53%. Las cifras correspondientes al Este asiático y el Pacífico son del 7% y el 44%, respectivamente. Una mayor focalización en la educación y las políticas de formación profe– sional han hecho posible que algunas economías asiáticas al– cancen no solo elevadas tasas de crecimiento, sino que al mis– mo tiempo mejoren también su perfil distributivo. -La acumulación de capital. Los niveles de inversión inter– na bruta, que promedian un 20% del PIB en los años noventa para la región en total, y los niveles de ahorro, del 18% del PIB, permanecen bajos en comparación con otras regiones en desa– rrollo y tendrán que aumentar notablemente a fin de alcanzar tasas más altas de crecimiento productivo. Los países latinoa– mericanos siguen dependiendo en medida significativa de las

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