América Latina y Asia-Pacífico
ASOCIACION TRANSPACIFlCA: EL PAPEL DE AMERICA LATINA 337 mes que las rectificaciones no pueden ser menos que traumáticas para los países involucrados. Desde la crisis mexicana se han realizado numerosos es– fuerzos para aumentar la cooperación internacional a fin de evitar trastornos financieros y buscar fórmulas para aliviar las conse– cuencias mundiales de tales situaciones. Sería útil tener mejor información, pero ésta por sí sola es insuficiente, dado que no está claro que la dinámica del mercado se ajuste en forma lineal con la revelación de los datos. La mejor defensa es que los países individuales minimicen su vulnerabilidad frente a tales conmociones. Es esencial contar con una administración buena y prudente en los mercados financieros nacionales. Del mismo modo, es necesaria la preservación de los equilibrios macroeco– nómicos sostenibles, pero es importante reconocer que, en vis– ta del aumento de entradas de capital y de instrumentos de política que representan compromisos excesivos, algunos paí– ses han descubierto que es útil aplicar medidas adicionales di– rectas a fin de proteger su equilibrio macroeconómico. Los problemas asociados con las entradas de capitales de corto plazo subrayan la importancia de la inversión directa a largo plazo para el progreso económico, y es en esta área que América Latina espera establecer vínculos más amplios con sus socios asiáticos. A pesar del crecimiento de la inversión directa de Asia en Latinoamérica, estas inversiones siguen siendo pe– queñas en magnitud. Mucho queda por hacer para aumentar las entradas de capitales procedentes de economías que tienen ele– vadas tasas de ahorro y de reservas en divisas, tales como Corea y Taipei China. Cabe observar, en este sentido, que las corrien– tes de inversión privada a nuestra región siguen concentrándo– se principalmente en un pequeño número de países latinoame– ricanos. El desarrollo de las economías menos desarrolladas de la región aún depende considerablemente de las fuentes oficia– les de financiamiento. En este sentido, los países asiáticos también han desempe– ñado un papel constructivo. Entre 1991 y 1995, Japón propor– cionó el 17% de toda la ayuda bilateral para el desarrollo recibi-
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