América Latina y Asia-Pacífico

324 ENRIQUE V. IGLESIAS ochenta a 8,3% entre 1990 y 1996. Entretanto, las importaciones han crecido con mayor rapidez, en más del 14% anual en pro– medio durante los años noventa. El comercio total, como por– centaje del PIB de la región, se ha duplicado en los últimos diez años, pasando del ~8% en 1986 al 36% en 1996, lo cual indica claramente que hay una mayor apertura comercial. -Quinto, América Latina ha logrado un considerable mejo– ramiento de su credibilidad en la comunidad financiera interna– cional y, como resultado de ello, ha logrado captar grandes entradas de capital extranjero. Los ingresos de capital privado (medidos en dólares estadounidenses constantes desde 1990) han aumentado de un promedio de 10 mil millones de dólares al año entre 1983 y 1990, a 43 mil millones al año en el período 1991-1996. En 1996 solamente, estos ingresos alcanzaron una cifra estimada de 62 mil millones de dólares. Los inversionistas no sólo se han beneficiado de los incipientes mercados de capi– tal de la región, sino que han invertido directamente en instala– ciones productivas con miras a aprovechar el potencial de cre– cimiento de la región y sus mercados en constante aumento. La inversión directa extranjera ha promediado 17 mil millones de dólares anuales en los años noventa, lo que equivale a más de un tercio del total de entradas de ca pital. De modo que esto es lo que ofrecemos hoya nuestros so– cios asiáticos: mercados abiertos, crecientes y cada vez más in– tegrados, y economías estables en las cuales se puede invertir. Asia necesita nuestros mercados para sostener sus actuales ni– veles de crecimiento, del mismo modo que nosotros necesita– mos los mercados, el capital y la tecnología asiáticos para soste– ner nuestro propio desarrollo. La reunión de PECC XII demues– tra claramente el interés mutuo en la ampliación de los lazos entre las dos regiones. Este interés es también cada vez más evidente en el creciente dinamismo del comercio y en el flujo de inversiones que se registran entre ambas regiones. Pero, como lo sugieren las cifras, todavía queda mucho por ampliar en nues– tros lazos.

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