América Latina y Asia-Pacífico

320 ENRIQUE V. lGLESIAS comparado con sólo el 2% registrado en los países industrializa– dos, y lo más probable es que la tendencia continúe hasta bien entrado el próximo siglo. Lo que debemos hacer es adaptarnos a la variabilidad del contexto económico: ya no podemos darnos el lujo de limitar los esfuerzos comerciales a nuestros socios económicos tradi– cionales de América del Norte y Europa. En realidad, es preciso buscar nuevas oportunidades en mercados hasta ahora no explo– rados. Una es nuestro propio mercado intrarregional de Améri– ca Latina, cuya explotación ha mejorado debido, en parte, a iniciativas dinámicas de integración regional, como MERCOSUR. Otra oportunidad se encuentra naturalmente en Asia. Del mis– mo modo, la reciente renovación del crecimiento en Latinoamé– rica ha estimulado a los países asiáticos a dar una mirada más atenta a nuestra región en su búsqueda de nuevas oportunida– des de exportación e inversión. Ahora que los vínculos en ma– teria de transporte y comunicaciones son cada vez mejores y más veloces a través del Pacífico, ya no estamos separados por el océano; más bien -en las palabras del Presidente Eduardo Frei, de Chile- debemos considerar que el Pacífico es una "hi– drovía ilimitada hacia nuevos mercados". ¿Cuáles son nuestros intereses y qué podemos ofrecer a nuestros socios asiáticos? El creciente interés de América Latina en Asia no debe sor– prendernos. La globalización ha abierto las puertas a un área que incluye algunas de las economías más próspenis, de las más grandes y de las de crecimiento más rápido en el mundo. Entre los veinte países importadores más grandes del mundo, se encuentran ocho de las economías asiáticas 1 . Japón es una potencia económica ya bien establecida, pero algunas otras eco- Japón, República de Corea, China, Hong Kong (China), Singapuf, Taipei China, Malasia y Tailandia,

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