América Latina y Asia-Pacífico

246 EDWARD NG sumo y, si se hubiera empleado productivamente, la crisis no se habría producido y no habría lugar para las recriminaciones que ahora se hacen. Lo sucedido en Malasia ha suscitado serias dudas acerca de un argumento de ese tipo. El déficit que tiene Malasia en cuenta corriente se debe principalmente a proyectos de infraestructura. Cuando se perci– bió inicialmente el aumento del déficit, tranquilamente se si– guió adelante, puesto que se estaba dando buen uso al capital. Un déficit de proporciones no constituye pecado en sí, lo que importa es cómo se emplee el capital. No obstante, en forma repentina, los inversionistas extranjeros decidieron colectivamen– te que un déficit importante en cuenta corriente es decidida– mente malo después de todo, sin importar su causa. El respaldo anterior que había recibido la economía de Malasia, simplemente había sido un error. No es de sorprender que el gobierno malasio estuviera bastante perplejo con los acontecimientos. Si confiar en el capital extranjero es negativo inclusive para hacer proyectos de infraestructura, entonces ¿qué debemos ha– cer con las propuestas para explorar formas de atraer capital privado para el financiamiento de infraestructura? Si Jos mismos inversionistas extranjeros que, con gran entusiasmo, estaban destinando importantes fondos con los ojos bien abiertos pu– dieran (casi al unísono) cambiar repentinamente sus sentimien– tos y dejar un gran hoyo en el sistema financiero del país recep– tor, ¿cuánta confianza puede depositar una economía emergen– te en el capital extranjero? Es interesante observar que antes de la crisis, se consideraba generalmente que Malasia tenía pers– pectivas económicas más brillantes que Singapur, sin embargo su caso resultó más difícil. A diferencia de México, donde el camino a seguir era bastante obvio, no hay mucho que Malasia pueda hacer, salvo postergar algunos proyectos de infraestruc– tura. Los sentimientos de estar respaldados por importantes can– tidades de capital, son ahora un factor demasiado decisivo como para ser pasado por alto. Si bien no es anormal cambiar de sentimientos, el impacto de ese hecho puede ser muy diferente

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