América Latina y Asia-Pacífico

EL RITMO DE LA LlIlERALlBCIO,\ E\ LAS ECO'\OMIAS,,, 245 Kong, que no enfrentaban problemas importantes, resultaron golpeadas por los amargos sentimientos de los inversionistas; Al parecer, los países que no tienen la suficiente profundi– dad y extensión en sus sectores financieros estarían sustancialmente expuestos a la volatilidad producida por los enormes mercados mundiales, independientemente de sus prin– cipios económicos, Un barco pequeño acepta cierta cantidad de lastre y a mar abierto va a sufrir sacudidas por mucho que esté bien construido. Los países que tienen instituciones e infraes– tructura suficientemente saludables pueden recuperarse con ra– pidez. Otros, al resultar muy afectados, tienen que hacer sacrifi– cios para sobrevivir y, a la larga, pueden salir fortalecidos, pero no sin haber pagado un alto costo, Cada vez más, a las pequeñas economías abiertas se les está haciendo difícil evitar los trastornos ocasionados por la in– versión extranjera. Lo anterior es válido, incluso respecto de aquéllas que cuentan con sólidos principios económicos y polí– ticos. De ser el caso, puede ser mejor para las economías emer– gentes que manejen su propio programa de liberalización, en lugar de seguir rígidas recetas, Un factor crítico y determinante para el ritmo de liberalización consistiría en determinar si la estructura y las instituciónes financieras son lo suficientemente sólidas para resistir las crisis. El fortalecimiento de la infraes– tructura financiera debe ser apreciado como un requisito previo más que como el resultado de la liberalización, lo cual acarrea un reordenamiento de las prioridades. La necesidad de considerar el estado de preparación antes de emprender un proceso de liberalización se relaciona, asimis– mo, con un segundo tema. La "corrección" del mercado ha sido aceptada en gran medida como axioma. Cualquier hipótesis en cuanto a que los inversionistas pueden reaccionar excesivamente (lo que se llama "instinto manada"), generalmente es desechada rápidamente mediante la teoría dominante referente a una toma de decisiones de carácter racional. El problema mexicano fue atribuido, en parte, al creciente déficit público. El capital extranjero fue derrochado en el con-

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