América Latina y Asia-Pacífico

244 EDWAnD NG mente tienen las mayores barreras para la inversión extranjera, permanecen esencialmente intactos. Aunque no se hayan establecido empíricamente, estos im– pactos asimétricos en los países asiáticos con distintos grados de liberalización darían motivo como para detenerse y reflexio– nar sobre el costo/beneficio de la apertura de una economía pequeña. El mejoramiento en eficiencia que se obtiene por el hecho de estar sometido a los rigores del mercado mundial es indiscutible, sin embargo, el proceso de llegar a ese lugar pue– de requerir una nueva evaluación. Una cuestión que necesita ser analizada cuidadosamente consiste en saber si un país que debe construir todavía instituciones financieras fuertes debe li– beralizar su sector financiero para permitir que los mercados mundiales hagan el trabajo. El resultado final puede ser desea– ble, la competencia externa endurecería las instituciones loca– les y, a cambio, se abriría el acceso del mercado a extranjeros; no obstante, el hecho de llegar a esa situación podría implicar, potencialmente, un período de agitación que sería difícil de enfrentar para una economía emergente. A menudo se supone que la disciplina del mercado es un proceso gradual en el que se hacen continuamente pequeños ajustes tendientes a nuevos equilibrios. Los recientes sucesos en Asia demuestran que el caso puede ser diferente. La crisis de México fue considerada una aberración, cuya causa sería la fal– ta de información. Sin embargo, esto no ocurrió en países como Tailandia y Malasia. En el primero de ellos, la edificación des– medida de locales para oficina, indicada como causa que según la opinión general llevó al colapso a diversas compañías finan– cieras, era un hecho conocido por largo tiempo. Los importan– tes proyectos de infraestructura que iban a ser emprendidos en Malasia habían sido anunciados con bastante anticipación. Como señalara Tbe Economist, no había problemas con la información al público. ¿Por qué, entonces, el repentino consenso entre los inversionistas extranjeros en cuanto a que había algo funda– mentalmente malo en esos países? Y lo que es aún más sorpren– dente, ¿por qué otras economías como las de Singapur y Hong

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