América Latina y Asia-Pacífico
214 ALBEIIT CUSSEN individual debido a que los beneficios futuros de jubilación de un trabajador tienen relación directa con la cantidad ahorrada. Más aún, las cotizaciones son invertidas eficientemente en lugar de ser usadas en el pago de beneficios de jubilación a los actua– les pensionados, como se da en los sistemas de reparto. 2- Estabilidad: La existencia de un sistema de pensiones privado asegura un flujo de fondos abundante y constante hacia el mercado de capitales. Dicho flujo, que en el caso de Chile representa alrededor del 4% del PIB (Producto Interno Bruto), proporciona mayor estabilidad y estimula la creación de nuevos instrumentos e instituciones financieras dedicados a maximizar la rentabilidad de las inversiones. 3- Inversión a largo plazo: El hecho que tanto la adminis– tración de los fondos de pensiones como las compañías de se– guros de vida tengan horizontes de inversión de varias décadas, crea la necesidad de instrumentos financieros tales como crédi– tos hipotecarios y bonós de empresas con plazos de doce, quin– ce o veinte años, en mercados que anteriormente sólo opera– ban con instrumentos de corto plazo. 4- Eficiencia: Como empresas privadas que compiten tra– tando, al mismo tiempo, de maximizar la rentabilidad y de mini– mizar el riesgo, las administradoras de fondos de pensiones tien– den a asignar recursos en forma eficiente, puesto que sus deci– siones de inversión no están bajo la influencia de problemas presupuestarios de los gobiernos o de presiones políticas. En Chile, debido a estos cuatro elementos, junto a la puesta en práctica de reformas económicas estructurales orientadas al mercado, se han producido aumentos importantes en los nive– les de inversión, los que ascienden a cerca de un 25% del PIB. No obstante, el cambio más significativo es que la mayor parte de las inversiones son financiadas por el ahorro interno, como se puede observar en el Gráfico 2. Adicionalmente, los pasivos financieros han crecido desde el 64% del PIB en 1981 al 192% del PIB en 1995 (Gráfico 3). Además, los pasivos a largo plazo han evolucionado desde el 49% del total de pasivos en 1981 al 78% en 1995 (Gráfico 4).
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