América Latina y Asia-Pacífico

178 DAVID PAHSONS que cada uno de estos flujos ha obedecido a motivos específi– cos, por lo general se asume que la Inversión Extranjera Directa en las economías desarrolladas ha tenido como principal objeti– vo asegurar el acceso al mercado, mientras que las inversiones en las economías en desarrollo han sido impulsadas por la bús-' queda de una producción a costos competitivos, causada por el cambio de las ventajas comparativas regionales. Por supuesto que estos dos factores principales deben considerarse dentro de un contexto que incluye calidad y transparencia del sistema legal, cantidad y calidad de la infraestructura, disponibilidad de industrias de apoyo, y un nivel educacional de la fuerza laboral. 2- El hemisferio occidental En los últimos diez años, la mayoría de los países en Amé– rica Latina y el Caribe han reformado drásticamente sus políti– cas económicas después de haber experimentado lo que se ha denominado "la década perdida" de los ochenta. La estabiliza– ción macroeconómica y las reformas políticas en áreas como la política comercial, la privatización y la desregularización fueron implementadas en toda la región. En el área de la política co– mercial, se redujeron las restricciones arancelarias y no arance– larias y fueron eliminados muchos controles a los mercados de divisas. Aunque el alcance de la liberalización varió en la re– gión en términos de profundidad de la reforma y en la fecha de su inicio, el proceso se ha expandido durante la presente déca– da. Desde el establecimiento del orden económico internacio– nal posterior a la guerra, hoy el sistema de comercio de la re– gión es más abierto. Como resultado de estas reformas a las políticas, la región en estos momentos presenta un positivo des– empeño económico. De hecho, algunos países (Brasil, Chile y México) han sido clasificados como "mercados emergentes" y están atrayendo importantes flujos de inversión extranjera. El proceso de liberalización del comercio en América Lati– na ha sido en su mayor parte unilateral. No obstante, las nego– ciaciones multilaterales de la Ronda Uruguay y la nueva era de

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