América Latina y Asia-Pacífico

18 EDGARDO BOENINGf.R los desarrollos de nuestros tiempos. Por esta razón, cuando Chile asumió la presidencia de PECC en Beijing en 1995, nuestro pri– mer compromiso fue dar al Plenario una fuerte dimensión lati– noamericana. Por esa razón invitamos a Argentina y Brasil a participar en PECC XII y se incluyó en la agenda un panel de Ministros de Comercio de América Latina, que trató sobre las ventajas y desventajas de' nuestra región en su esfuerzo de al– canzar una asociación transpacífica y una sesión especial sobre Oportunidades de Negocios en América Latina. Estamos con– vencidos de que estas dos regiones deben acercarse más, au– mentando sus flujos de inversión, fortaleciendo los vínculos, creando lazos culturales y aprendiendo más los unos de los otros. PECC es un foro privado, informal, tripartito que incluye a académicos, empresarios y miembros del sector público, un acuerdo único que reúne a los tres actores principales en el proceso de comercio t inversiones. Su status no oficial permite a los miembros abordar temas económicos libres de las restric– ciones de políticas de gobierno formales y de relaciones oficia– les. PECC, es por lo tanto, un escenario ideal para la discusión abierta e informal de puntos de vista e intereses contradictorios y, precisamente por su naturaleza de un cuerpo informal, no decisorio, tiene potencial para la construcción de consensos, para abordar de manera creativa asuntos sensibles relacionados con el comercio y las inversiones, y para desarrollar propuestas que pueden luego ser adoptadas por los encargados de formu– lar las políticas. Desde mi punto de vista, esta es la mejor justi– ficación para PECC como un foro relevante en la región. En su naturaleza descansa la fuerza de PECC y el funda– mento para su continuo rol regional, paralelo a la estructura formal de APEC (Asia Pacific Economic Cooperation). Al estar constituido sobre una base más amplia a través del área del Pacífico, PECC refleja la gran diversidad en la región en térmi– nos de recursos naturales, capital, tecnología y recursos huma– nos. Reconociendo que los gobiernos no pueden por sí solos salvar las grandes diferencias culturales, de idiomas, de siste-

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