América Latina y Asia-Pacífico

148 TOMAS GONZALf.Z SADA APEe. No obstante, y de vuelta al objetivo de nuestro análisis, tras excluir tres países que ya poseen un arancel cero, sólo cua– tro países manifiestan una intención clara de reducir gradual– mente los derechos de importación, a partir de lo cual es posi– ble determinar el efecto de la liberalización sobre nuestros pro– ductos. Por desgracia, en los once casos restantes, la informa– ción no se presenta con la misma claridad. En resumen, la in– tención de reducir los aranceles gradualmente en general está contemplada, pero no es del todo útil para nuestros propósitos, ya que: a) La reducción gradual se presenta basada en tasas conso– lidadas promedio para un número determinado de años, sin explicar en detalle lo que pasaría en ese lapso de tiempo; y/o b) la reducción arancelaria es otorgada por un sector agre– gado de producción y no por productos ni industrias específi– cos; y/o c) el plan adhiere a los criterios de la Ronda Uruguay ten– dientes a reducir los derechos máximos por sector agregado de producción. En resumen, dadas las actuales circunstancias y la informa– ción de que se dispone, la mayoría de los Planes Individuales de Acción no brindan información para que las empresas dise– ñen un plan comercial tendiente a sacar provecho de las poten– ciales oportunidades que entrega APEe. Conclusión: el papel de los empresarios de APEC y los Planes Individuales de Acción en la generación de oportunidades de negocios en APEC Estoy convencido de que se puede obtener una gran canti– dad de beneficios para las economías de APEC a través de la inversión y la interacción de empresas específicas. En conse– cuencia, reconozco el difícil papel de los empresarios agrupa– dos en el Consejo Empresarial de APEC (APEC Business Advisory Council, ABAC) al tener que entregar una perspectiva de nego-

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