Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

UN ENSAYO SOBRE LOS GRANDES GIROS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA CHILENA La ortodoxia neoliberal (1974-1990) El agotamiento del modelo Estadocéntrico y la crisis económica e institucional que se generó a partir de la experiencia de la Unidad Popular en Chile coincidieron a nivel internacional con un reacomodo de las ideas dominantes, particularmente en Estados Unidos e Inglaterra, donde tenía lugar un profundo giro desde las polí– ticas económicas de corte keynesiano hacia políticas neoliberales. El gobierno militar optó en materia económica por esta última alternativa. El control total del poder del Estado, la ausencia e incluso prohibición de todo tipo de organización sindical o social permitió aplicar sin contrapesos un completo progra– ma de reformas económicas. Sus elementos básicos fueron: un drástico ajuste fiscal basado en ]a reducción de los gastos públicos corrientes, sociales y de inversión y la ampliación de la base tributaria mediante impuestos indirectos, la privatización de la mayoría de las empresas públicas y de parte de los servicios públicos, la elimina– ción de la política industrial, la focalización compensatoria del gasto social, la aper– tura externa unilateral comercial y financiera, y la desregulación de los mercados de bienes y servicios y de factores productivos: tierra, trabajo y capital. El período más purista de aplicación de las recetas neoliberales se extendió des– de 1974 hasta mediados de la década de 1980. No obstante entre 1982-1984 el país sufrió una fuerte recesión económica, después de la cual se adoptaron medidas más pragmáticas de política económica que permitieron la recuperación de la economía y el inicio de un proceso de aceleración del crecimiento con relativa estabilidad. En este sentido, no cabe duda que entre los principales hitos positivos que deja la aplicación más ortodoxa del modelo neo]iberal de mercado se destacan aquellos relacionados con una búsqueda permanente de los equilibrios macroeconómicos, el saneamiento de las finanzas públicas, la creación de condiciones macro para el desarrollo exportador, instituciones y políticas para el desarrollo productivo, la privatización de empresas públicas (no obstante sus criticables procedimientos), la formación de nuevas clases empresariales privadas y la mantención de un Estado fuerte. No obstante estos logros, la aplicación de esta ortodoxia económica acarreó una serie de legados muy negativos: un profundo deterioro social, el desmantelamiento de los servicios sociales públicos, especialmente la salud y la educación, la acentuación de la desigualdad social, una alta concentración del poder y la riqueza, el endeuda– miento externo y un fuerte deterioro de las clases medias. El período neoestructuralista (1990 en adelante) El retorno a la democracia marcó el fin de un período de agudos enfrentamientos de la sociedad chilena. Entre las décadas de 1960 y 1990 se realizaron profundas reformas institucionales y estructurales del país bajo los lemas de la «revolución en libertad", la «vía chilena al socialismo» yel «neoliberalismo» y se impulsaron y en alguna medida se impusieron y deshicieron parcialmente estas reformas. A estas alturas hay consenso que el retorno a la democracia fue un proceso pausado y negociado. La naciente administración optó por una política de consen– sos en el plano político y también en lo económico. Se asumió en gran parte el 95

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=