Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
UN ENSAYO SOBRE LOS GRANDES GIROS DE LA POLíTICA ECONÓMICA CHILENA En estas décadas se experimentaron los profundos procesos de reformas institucionales y estructurales que se desencadenaron en los años 60 y se acentua– ron posteriormente; el predominio que adquirieron el pensamiento y las acciones de carácter revolucionario y contrarrevolucionario de izquierdas y derechas; el ca– rácter crecientemente descontrolado y conflictivo del gobierno de la Unidad Popu– lar y de la oposición; el violento derrocamiento del Presidente Allende mediante la intervención militar con su aguda secuela de acciones represivas y violaciones de los derechos humanos; la intensa lucha por la restauración democrática y las accio– nes de violencia y terrorismo contra el gobierno militar así como su despiadada represión; y las drásticas transformaciones económicas, institucionales y culturales que bajo los lemas de la «revolución en libertad", la «vía chilena al socialismo» yel «neoliberalismo» se impulsaron, y en alguna medida se impusieron y deshicieron parcialmente en este período. Esta tumultuosa y dramática etapa dejó en muchos sectores una herencia nega– tiva de profundas divisiones, odios y recelos. Numerosos grupos sociales y los indi– viduos y familias que los componen, cual más cual menos, sufrieron pérdidas, agra– vios e injusticias, que atribuyen a otros sectores, grupos e individuos, que a su vez sienten lo mismo respecto de los primeros. Y cada uno tiene algo o mucho de razón. Todos tenemos o conocemos casos de familiares, amigos o conocidos que sufrieron la muerte, la represión, la tortura, el exilio, la expulsión de su trabajo; o la expro– piación, toma, ocupación o quiebra de su fundo o empresa; o que se vieron obliga– dos a dejar la actividad de toda una vida, incluso abandonando el país. Es que los procesos acelerados y agudos de cambio macrosacial se traducen al nivel cotidiano individual y familiar en traumas y desgarramientos de todo orden, que alteran drás– tica y profundamente la convivencia diaria y los proyectos de vida de las personas y sus familias, con mucho sufrimiento y tremendas injusticias. Sin embargo, todo ese sufrimiento, por doloroso que haya sido para muchos, parece no haber sido en vano. Se han ido superando las recriminaciones mutuas, aunque reflotan periódicamente, y se ha hecho un gran esfuerzo por apreciar tam– bién lo positivo heredado de este período tan traumático. En sus distintos niveles y facetas, la sociedad chilena ha dado a lo largo de estas décadas pasos trascendenta– les que la sitúan en condiciones relativamente fa vorables, en contraste con su pro– pio pasado y respecto de otros países, para enfrentar los retos de consolidar una democracia solidaria, una economía dinámica y justa y una cultura compartida. También para encarar los desafíos de las profundas transformaciones de todo or– den que vive el mundo al comienzo del tercer milenio. Así, por ejemplo, pareciera que en el plano político, la exacerbación militante de los proyectos ideológicos globales y excluyentes de izquierda, centro y derecha, han dado lugar en la mayoría ciudadana a la búsqueda de consensos fundamentales para restablecer el juego democrático, en que cada sector revisa y renueva su pro– puesta ideológica utópica, pero entiende que para gobernar aquí y ahora es necesa– rio lograr entendimientos básicos por medio de negociaciones en que todos tienen que ceder en algo para coincidir en lo que es fundamental para consolidar la convi– vencia democrática. En el plano económico, por otra parte, se comienza a reconocer, por ejemplo, que sin la reforma agraria y las políticas de implantación y estímulo de nuevos
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