Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

OSVALDO SUNKEL Con la globalización y las formas más complejas de interrelación económica privada de los mercados, los fenómenos antes mencionados generan nuevos proble– mas, tales como los asociados a las diferentes prácticas nacionales que afectan la competitividad internacional. Esto se convierte inevitablemente en parte de la condicionalidad bajo la cual se persigue la reforma económica. En consecuencia, la agenda de negociaciones internacionales -y también regionales- se encuentra en una coyuntura crítica en que las negociaciones están avanzando desde el tratamien– to de los productos al tratamiento de las políticas. Esta es la razón de la búsqueda de un mandato más amplio para la Organización Mundial de Comercio orientado a evaluar diferencias de política e institucionales como fuentes de «distorsiones». Es en este contexto global de integración capitalista transnacional que se produ– ce en Chile el traumático colapso del estadocentrismo y la implantación drástica y brutal del mercadocentrismo neoliberal. 6. EL MERCADOCENTRISMO NEOLlBERAL EN CHILE CHILE ES UN PAís ATíPICO EN RELACIÓN CON OTROS países de América Latina en lo que se refiere al retorno de las orientaciones mercadocéntricas. Desde luego, la ejecución de un programa radical de desmantelamiento de las instituciones y políti– cas Estadocéntricas de las décadas de los años 40 a 70 se anticipó por más de un lustro a la crisis de la deuda externa de 1982, a raíz de la cual en los años siguientes los demás países de América Latina también se vieron forzados a emprender pro– fundos procesos de ajuste macroeconómico y de reformas estructurales neoliberales. Ello fue consecuencia de la profunda crisis económica, social y política en que des– embocó el gobierno de la Unidad Popular y del golpe militar con que culminó. De ahí derivó otra singularidad del proceso chileno, esto es, que se llevó a cabo en las condiciones políticas de un férreo régimen dictatorial. Ello contrasta con la expe– riencia del resto de América Latina, donde en la década de 1980 se generalizan por el contrario los regímenes democráticos. De las tres opciones de política económica que se habían definido en los años 60, la profundización del desarrollismo se agotó con el gobierno del Presidente Frei y la opción socialista con el del Presidente Allende. El gobierno militar, después de un año de indecisiones, optó por la tercera alternativa, la neoliberal. Esta le ofrecía un programa completo y detallado de drásticas reformas económicas, un equipo humano que se había estado preparando para una oportunidad como esta durante largo tiempo, y un apoyo decidido de los sectores empresariales nacionales y ex– tranjeros, de la comunidad financiera internacional y del gobierno norteamericano. Todo ello, como se acaba de reseñar, en un contexto internacional de profunda trasformación en sentido coincidente y muy favorable al retorno del mercadocen– trismo. La crisis interna de los modelos anteriores, y particularmente el catastrófico desenlace de la experiencia socialista, coincidieron así con la reanudación y fuerte expansión de la inversión privada extranjera. Esta se materializaba ahora mediante la multiplicación de las empresas transnacionales, junto con la enorme ampliación del sistema financiero privado internacional, que se inició con el mercado de los 86

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