Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
OSVALDO SUNKEL externa de 1982, al aplicarse en el mundo desarrollado políticas monetarias ex– traordinariamente restrictivas de altísimas tasas de interés para enfrentar los desequilibrios desencadenados por las crisis del petróleo. En síntesis, el péndulo regresaba a un nuevo período de integración económica internacional, conocido ahora como el fenómeno de la globalización, que comenzó con la reactivación del comercio, siguió con la expansión de la inversión privada transnacional y se ha completado, sobre todo después de 1973, con la creación de un gigantesco mercado financiero transnacional de carácter privado. Este fenómeno tiene una serie de consecuencias, pero lo que interesa destacar, en primer lugar, es el debilitamiento del sistema financiero internacional público, y en general, de todo el sistema internacional de asistencia bilateral y multilateral para el desarrollo. Durante la década de 1970, parte considerable de la estructura institucional nacional e internacional que emergió del período anterior de cambios sistémicos fue nuevamente objeto de una sustancial reorganización. En la práctica el proceso de reforma económica que se ha generalizado en la actualidad se inició a mediados de los años 60: la eliminación de los controles de cambio sobre las transacciones financieras que aún persistían en ciertos países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) desde el período de la posguerra (lamentablemente, sus esquemas de «sustitución de importaciones» para prestar apoyo y protección a la agricultura todavía están vigentes); los intentos de liberalización en países socialistas tales como Hungría, la Unión Soviética, Polonia y China; el paso resuelto de las estrategias de sustitución de importaciones a la promoción de las exportaciones en Corea y Taiwán. En América Latina y en Chile también se dieron pasos en esa dirección: esquemas de reducción y simplificación arancelaria, introducción de la reajustabilidad cambiaria, reemplazo de los contro– les cuantitativos de las importaciones por depósitos a plazo, reducción y simplifica– ción de los controles y subsidios de cambios y precios, promoción deliberada de exportaciones manufactureras en Brasil y de las frutas, el pescado y los productos forestales en Chile, las flores en Colombia, etc. En varios países este proceso se vio frustrado por intentos abortados por llevar a cabo revoluciones socialistas y, poste– riormente, por el «mal holandés», síndrome producido por los efectos del auge petrolero en los países exportadores de petróleo y por la permisividad financiera y el boom del endeudamiento de finales de los años 60. El nacimiento de la nueva era a nivel internacional se anunció en forma dramática con el colapso del sistema de relaciones económicas internacionales de Bretton Woods, las dos crisis del petróleo de los años 1973 y 1979 y la adopción de políticas neoliberales radicales por las administraciones Thatcher y Reagan. Todo esto forma claramente parte central del proceso global de transformaciones. Pero estos acontecimientos y los que estallaron en forma repentina e inesperada en los antiguos países del bloque soviético, han estado ocultando fuerzas más profundas que habían estado en movi– miento durante varias décadas, tanto allí como en otras partes del mundo. Algunos de los fenómenos que revisten más significación para nuestros fines son los siguientes: Estados Unidos ha consolidado el aplastante predominio que tuvo durante más de medio siglo y sigue manteniendo y ejercitando sus indiscutido po– derío militar; Europa y Asia, especialmente China, están emergiendo como poten– cias económicas y comienzan ejercer el correspondiente rol político; el sistema pú-
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