Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

UN ENSAYO SOBRE LOS GRANDES GIROS DE LA POLiTICA ECONÓMICA CHILENA moneda extranjera, ya que la sustitución de importaciones se había agotado como medio de obtener recursos externos, en tanto que la industria generada en este proceso se mostraba incapaz de contribuir significativamente al aumento de las exportaciones, al mismo tiempo que crecía el peso de la deuda externa. La única manera que tenía Chile para salir de estas dificultades era lograr una gran expan– sión en la producción de cobre y obtener algún control sobre la política de precios de las empresas. En estas circunstancias surgió entonces la piedra angular de la nueva estrategia de desarrollo del gobierno de la Democracia Cristiana, que llegó al poder en 1964. Un último elemento que hay que tener presente es el efecto que tuvo la estrategia de desarrollo en la distribución del ingreso y la marginalidad. Las estimaciones estadísticas mostraban que la distribución del ingreso mejoró levemente la década de 1950, al menos en el sentido de que los grupos de rentas más altas perdieron algo en favor de los grupos de ingresos medios y bajos. Sin embargo, el 10% de la población con rentas más altas aún recibía casi el 36% de la renta total. Más aún, si se toma en cuenta el problema del exceso de oferta y de la insuficiencia de opor– tunidades de trabajo para los obreros no especializados, se producían dos movi– mientos divergentes dentro de los grupos de rentas más bajas. Los obreros mejor organizados, urbanos, semiespecializados y especializados y ocupados en actividades modernas aumentaron sus salarios reales y hasta mejora– ron su posición relativa dentro de la estructura de ingresos. Por otro lado, los traba– jadores rurales, los pequeños propietarios y negocios familiares, el comercio calle– jero y los artesanos, así como los trabajadores urbanos no especializados y desor– ganizados continuaron recibiendo salarios de subsistencia. La proporción de la población representada por estos grupos aumentaba. Dado que en todos los sectores y en todos los niveles de la actividad económica, coexis– tían métodos de producción avanzados y otros mucho más primitivos; que una proporción siempre creciente de la actividad económica se lleva a cabo empleando tecnología moderna y teniendo en cuenta que el volumen de empleo por unidad producida es muy inferior al nivel de tecnología moderna que alde la primitiva, las oportunidades de empleo no crecen sustancialmente, y en ciertas circunstancias incluso pueden disminuir. Por otra parte, con una fuerza de trabajo en rápido creci– miento, la mano de obra cesante bien puede haber aumentado. Una indicación clara en este sentido fue la ampliación de las poblaciones «callampa» o «margina– les» en las zonas urbanas que caracteriza a las ciudades grandes y medianas de Chile, y que se convirtió en otro problema cuya solución requería una nueva estra– tegia de desarrollo. El anterior diagnóstico sobre algunos de los problemas fundamentales del desa– rrollo de Chile fue elaborado por un grupo de economistas chilenos en los últimos años de las décadas de 1950 y de 1960. Uno de los estímulos más fuertes para este análisis fue la controversia sobre las políticas de estabilización, que hacía furor entre «estructuralistas» y «monetaristas». El análisis estructural de los problemas que afectaban al desarrollo de Chile, esbozado anteriormente, fue la interpretación que adoptaron las dos principales agrupaciones políticas que competían por el po– der en 1964. Por tanto, los programas de la Democracia Cristiana y del Frente de Acción Popular (FRAP) se basaban prácticamente en la misma estrategia, aunque 79

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