Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
UN ENSAYO SOBRE LOS GRANDES GIROS DE LA POLíTICA ECONÓMICA CHILENA minifundio y e! latifundio. Esto dio como resultado la falta de utilización o e! mal uso de la tierra. Tal situación dificultó la introducción de la tecnología moderna y la racionalización en el uso de los recursos agrarios. Por tanto, era difícil que au– mentaran la producción y los rendimientos, y se lograra así la expansión del abas– tecimiento agrícola necesario para la expansión industrial y el desarrollo y equili– brio global del sistema. Hacia 1950, la CORFOcomenzó a extender sus actividades al sector rural, intro– duciendo el cultivo agroindustrial de la betarraga azucarera. Como Chile era im– portador de azúcar, había sin duda una clara motivación de sustitución de im– portaciones. Pero a través de sus efectos secundarios en la actividad agrícola, y en especial en la crianza de ganado y la producción de leche, se pretendía también que constituyera un factor de modernización en las zonas rurales. Por otro lado, la CORFO inició un programa de mecanización agrícola, cuyo efecto más que el au– mento de la producción, fue el incremento de la productividad por hombre, lo que contribuyó a acelerar el proceso de emigración rural. Pero en la medida en que se constituía en un obstáculo creciente, emergía como otra área básica para la futura estrategia de desarrollo. El propio desarrollo industrial también tropezó con dificultades. El Estado ha– bía hecho inversiones sustanciales en la infraestructura de transportes, energía, etc. Además, había creado algunas industrias básicas. La empresa privada, fuertemente protegida y estimulada, había avanzado en forma considerable en e! reemplazo de un número apreciable de mercancías livianas de consumo. Cada nueva línea de sustitución de importaciones prometía beneficios sustanciales, atraía numerosos empresarios y originaba una rápida expansión de la capacidad productiva. Pero una vez que se llenaba el vacío dejado por la suspensión del abastecimiento exter– no, la demanda interna continuaba aumentando solo en forma moderada, de ma– nera que, en una actividad tras otra, comenzó a haber exceso de capacidad produc– tiva instalada. Por otro lado, con el fin de continuar sustituyendo importaciones, la industria tuvo que entrar a producir bienes de consumo durables, maquinaria y equipo, y también productos intermedios. Esto planteaba dificultades bastante mayores a los empresarios privados locales. Los recursos financieros necesarios eran muy supe– riores, los problemas técnicos más complejos, la necesidad de recursos humanos calificados más esencial y los problemas administrativos mucho más complicados. Además, al avanzar la industrialización hacia estas actividades se requería cada vez más capital, y el tamaño económico mínimo de las plantas aumentó, a menudo excediendo el tamaño del mercado. Por esta razón, o debido a situaciones mono– pólicas -que tienden a desarrollarse fácilmente en una situación como esta- una creciente parte de la estructura industrial operaba por debajo de su capacidad ins– talada. Por todas estas razones, el proceso de industrialización llegó a un punto en que tuvo rendimientos reales decrecientes por cada unidad adicional de capital invertido. Este complejo de factores, sumado al estancamiento agrícola, tuvo varias conse– cuencias importantes. En primer lugar, el ritmo de! crecimiento industrial tendió a disminuir. Segundo, la CORFO debió entrar a prestar apoyo financiero, técnico y de diversa índole a la creación o expansión de industrias en estos nuevos campos, 77
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