Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
OSVALDO SUNKEL desmedro de los productos agrícolas y en favor de los industriales. Ello indujo a un reajuste de la asignación de recursos productivos: en la periferia hacia el desarrollo manufacturero y en el centro hacia el desarrollo agrícola. Este proceso no ocurrió automáticamente, sino mediante una rearticulación de ambos tipos de países de la coalición hegemónica de poder dentro de las clases dirigentes. Dicha coalición, que estaba centrada en exportadores, importadores, comerciantes y financistas, fue reemplazada, no sin conflictos políticos profundos y generalizados, por una coalición intermediada por el Estado, de gropos medios, intelectuales y profesionales y sectores obreros urbanos organizados, junto con sec– tores empresariales que producen para el mercado interno. Se trata de las décadas de los años 30 a 70, que en muchos países de América Latina se caracterizan por gobiernos socialdemócratas o populistas, que propicia– ban una activa intervención del Estado en una serie de campos más allá de los tradicionales. Se favorecía el desarrollo industrial y las inversiones en la infraes– tructura, y se propiciaban ciertas reformas estructurales como la reforma agraria y la redistribución del ingreso a través de la ampliación del gasto social y de políticas públicas que favorecían a los sectores medios y de menores ingresos. La moderniza– ción institucional y la planificación aparecen como los instrumentos orientadores que interfieren y complementan el mercado. Las teorías económicas predominantes se relacionan básicamente con el creci– miento y las políticas de desarrollo y con la planificación. El debate teórico se orienta hacia una crítica de la teoría económica tradicional neoclásica en función de las necesidades de una teoría dinámica del crecimiento y del desarrollo en los países subdesarrollados y dependientes. Es el período de mayor influencia del pen– samiento de Raul Prebisch y de la CEPAL basado en una interpretación propia del subdesarrollo latinoamericano y en la necesidad de políticas económicas y sociales orientadas a la industrialización y la modernización económica y social, y del me– canismo operativo de política económica correspondiente para hacerlas efectivas: la planificación. De hecho, en esa época la CEPAL realizó en muchos países una serie de estudios basados en las Técnicas de Programación del Desarrollo Económico desarrolladas por un equipo liderado por Celso Furtado. Este pensamiento tuvo enorme influencia en América Latina y desde luego en Brasil y Chile, y eventualmente, en todo el mundo, pero muy especialmente en el caso chileno. La sede de la CEPAL se encontraba en Santiago y sus novedosas ideas se difundieron ampliamente tanto a través de las relaciones personales de sus fun– cionarios con las élites intelectuales y políticas del país, como de los cursos de desarrollo económico que comenzó a ofrecer la CEPAL y de la amplia utilización y difusión de sus publicaciones, especialmente por los profesores y estudiantes de las Facultades de Economía y Sociología de la Universidad de Chile, así como de ESCOLATINA y de FLACSO. Mientras esto ocurría en el plano interno en la mayoría de los países, y cierta– mente en Chile, el sistema económico internacional procuraba resurgir de la crisis de 1930 a partir de la acción de los Estados nacionales. En la década siguiente el comercio internacional se reactivó levemente, pero las inversiones privadas tanto directas como financieras desaparecieron por completo. En cambio se crearon al– gunas instituciones públicas nacionales, como el Eximbank en los Estados Unidos e 68
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=