Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas

UN ENSAYO SOBRE LOS GRANDES GIROS DE LA POLíTICA ECONÓMICA CHILENA Es claro que en la práctica histórica Estado y mercado no son excluyentes sino complementarios, ambos están siempre presentes, incluso en las formas más extre– mas de economía de mercado o de economía planificada. No existe, no ha existido, ni podrá existir jamás una economía de mercado sin un Estado que establezca y haga cumplir las reglas del juego librecambista, en los casos en que el mercado funciona razonablemente, y regule el de los bienes públicos y semipúblicos, donde no funciona. Por otra parte, aun en la más radical y centralizada planificación socialista siempre habrá mercado, aunque esté formalmente prohibido, por lo que en ese caso se expresará como «mercado negro». De ahí que Estado y mercado se han combinado en dosis diferentes en los distin– tos períodos históricos, de tal manera que en los períodos Estadocéntricos la políti– ca económica ha tendido a favorecer un mayor predominio del Estado sobre el mercado, mientras que en los períodos mercadocéntricos, ha tendido a ampliar la función de los mercados y la empresa privada. Esta referencia histórica es impor– tante para apreciar la variabilidad de los arreglos institucionales en una perspectiva histórica prolongada. En el caso chileno, desde fines del siglo XIX hasta comienzos de la década de 1930 prevaleció un modelo mercadocéntrico. Posteriormente, desde la década de 1940 hasta comienzos de los años 70 se instaló un modelo Estadocéntrico, que culminó con una tentativa de instalar una economía socialista en el gobierno de la Unidad Popular. Posteriormente, a mediados de 1970 se estableció nuevamente un modelo mercadocéntrico, caracterizado en su primera etapa por un neoliberalismo radical, que se atenuó en una segunda fase del gobierno militar, y experimentó considerables revisiones y modificaciones desde el retorno de la democracia en 1990. El reemplazo de un modelo por otro es un proceso traumático de cambio estructu– ral e institucional profundo que deriva obviamente, entre otras cosas, en un cambio significativo de la estructura del poder político interno. Pero ese cambio no es ente– ramente independiente, sino por el contrario, está fuertemente influido también por las trasformaciones que Ocurren en el ámbito internacionaL Por otra parte, junto con el drástico cambio de las políticas económicas, hay también importantes continuidades en la infraestructura socioeconómica acumulada históricamente, le– gados que constituirán ventajas o inconvenientes para la nueva etapa. Por ello mi segunda hipótesis es que el grado de predominio del Estado o del mercado en el devenir histórico está decisivamente condicionado por el grado de integración o desintegración de los mercados comerciales y financieros internacio– nales, particularmente en el caso de economías pequeñas altamente dependientes de la economía mundial, como lo es la economía chilena. En este aspecto, es proba– ble que existan diferencias importantes entre los casos de Brasil y Chile. Además, es preciso relacionar los arreglos institucionales en materia comercial y financiera con la estructura económica, social y de poder, y con las políticas econó– micas. En particular, es importante examinar la transición entre un período y otro, porque es entonces cuando cambian las estructuras financieras y de poder político, y con ello las estrategias de desarrollo, y florecen los debates sobre teoría y política económica. Por último, de acuerdo con mi tercera hipótesis hay que destacar que, no obs– tante la profundidad de los cambios que puedan ocurrir entre uno y otro período

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