Brasil y Chile: una mirada hacia América Latina y sus perspectivas
RICARDO BIELSHOWSKY y CARLOS MUSSI El período posterior -desde fines de los años 80- sería más bien «afirmativo», y corresponde al período en que se fueron introduciendo gradualmente reformas liberadoras. En la década de 1990, cumplida la primera etapa básica de las refor– mas, fue cobrando impulso la propuesta de una segunda generación de reformas, asociada a la idea de que faltaba realizar algunos cambios institucionales esencia– les, tales como la flexibilización del mercado de trabajo, la reforma de la asistencia social, la ley de quiebras el fortalecimiento de la capacidad de establecer garantías legales para el cumplimiento de los contratos 46 • Por cierto, la historia de la evolución de las ideas neoliberales debería incluir la visión de sus críticos, que no fueron pocos. Especialmente desde 1990, se intensifi– có la producción de textos neoliberales y de críticas a ellos, bajo el impulso de la adopción de políticas de liberalización y privatización. Además, fue un período en que se generalizó el debate sobre la «globalización», dando lugar a un sinnúmero de artículos y seminarios, en que se discutieron las tendencias mundiales y la mane– ra en que Brasil las enfrentaría. De acuerdo con la nueva perspectiva desarrollista, la reflexión sobre el futuro económico brasileño a mediano y largo plazo, según lo señalado, se vio muy perju– dicada por la inestabilidad macroeconómica del período y por el hecho de que parte de sus energías fue absorbida por la crítica al proyecto neoliberaI. A pesar de ello, es posible identificar algunos momentos cruciales de esta reflexión, que se resumen en los próximos párrafos. La primera idea surgida desde la primera mitad de 1980 fue la expansión por la vía de las exportaciones. El impulso a esta idea provino del propio gobierno, y su símbolo parece haber sido el Proyecto Carajás. Aunque se hubiese acompañado de ingredientes neoliberales, la idea no necesariamente estaba comprometida con la ausencia o reducción del tamaño de! Estado. Contenía la percepción de que las exportaciones serían una forma de enfrentar la crisis de la deuda por la vía del crecimiento, de que había tenido éxito en los «tigres asiáticos» intervencionistas, y de que además les había permitido mantener su autonomía financiera y seguir cre– ciendo aun después de la crisis mexicana de 1982. La idea tuvo una vida relativa– mente corta y enfrentó un argumento muy caro a la tradición desarrollista brasile– ña: en un país con un amplio mercado como el Brasil -una "ballena}}, y no un «tigre»-, por importante que sea que las exportaciones crezcan rápidamente para eliminar las restricciones externas, ellas difícilmente pueden acelerar el crecimien– to, que debe producirse por conducto del mercado interno. Más o menos en el mismo período, los esfuerzos por concebir un nuevo proyec– to desarrollista pasaron a incluirse en las reflexiones sobre la necesidad de concen– trar los esfuerzos en los seguimientos intensivos, en el progreso técnico del nuevo paradigma tecnológico -eléctrico, electrónico, biotecnológico, nuevos materiales, ahorro de energía, etc.-. Esta variante «schumpeteriana)} prosperó en el ambiente académico brasileño y en algunos grupos del Gobierno, logrando señalar a la aten– ción la necesidad de preparar a Brasil para lo que parecía ser e! futuro de la econo– mía mundial. Con algunos ajustes, la idea sigue vigente hasta hoy en la producción 46 Una recopilación recién publicada (Giambiagi, Reis y Urani, 2004) es lectura obligatoria para entender la perspectiva reformista en la línea de la segunda generación de reformas. 54
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